SECCIONES

sábado, 27 de agosto de 2016

En el videoclub

Cuando Juan se hizo cargo del videoclub, un traspaso de hace ya bastantes años, recibió algunos consejos del anterior dueño del negocio; entre ellos, este es el más curioso que recuerda:
—Debes saber —le dijo su antecesor— que, periódicamente, vendrá Fulano —no un fulano, aunque no me acuerdo bien de lo que me dijo Juan que le dijo su antecesor—, y verás que se pasea por el local sin decir nada.
—¡¿Nada?!
—Nada. Tú únicamente tienes que coger unas pocas películas porno, de las últimas recibidas, sean las que sean, meterlas en una bolsa de plástico y, sin mediar palabra alguna con el cliente, dárselas cuando pase por tu lado; si, pasado un rato, no lo hace, te acercas tú a él y le das la bolsa igualmente.
—¿Y?
—El cliente se marchará.
—¿Y cómo se las cobro?
—No te preocupes, no hay problema, le cargarás el importe en su cuenta del banco: está todo preparado y autorizado.
—¡Ah!
Las cosas claras.

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