SECCIONES

martes, 27 de enero de 2015

El catarro de Paula

Para apoyar mis actividades lúdico-musicales suelo defender que el niño es puro juego, que juego y niño son una misma cosa. El niño juega siempre, y pierde las ganas de jugar  solo si está realmente enfermo, con fiebre. Acabo de comprobarlo esta semana pasada en unos días en que mi nieta Paula ha estado acatarrada.

Voy a pasar la tarde con ella. Cuando llego la encuentro sentada en su silleta y apenas despliega la energía necesaria para llamarme: abuelo Pepe, abuelo Pepe, repite incesantemente en voz muy baja, pero apenas se mueve ni sonríe: ninguna manifestación de alegría. La tomo con mucho cuidado, la beso y la observo: tiene las manos y la cara muy calientes, marcadas ojeras dibujadas bajo los ojos vidriosos, tose y está muy mocosa, mocos que yo limpio muy suavemente con una toallita de vez en cuando. Está mal.

Su madre me proporciona un antitérmico para que se lo dé yo porque con ella se niega a abrir la boca. Y… ¡Sorpresa! Paula se lo toma ejemplarmente; a la media hora la fiebre ha bajado e inmediatamente se nota porque comienza el movimiento, la actividad incesante, aunque quizás no con la energía de otros días, pero actividad al fin y al cabo. Paula vuelve a ser Paula; inicia los viajes al rincón donde tiene los juguetes y me va trayendo —uno tras otro— algunos para que juegue con ella.

Últimamente le hace tilín la plastilina y con ella hacemos —su abuelo practica con paciencia para adquirir pericia— bolitas de distintos tamaños y otras sencillas figuras elaboradas con moldes —una estrella, la luna, distintos animales…—, que ella, ordenadamente, va colocando encima del mueble sobre el que se apoya la tele.

A Paula le encanta llevar en los bolsillos de una suave y preciosa bata rosa toda clase de pequeños objetos: infantiles cogedores del pelo con figuritas, unos cuantos chupachups y piruletas —que, por cierto, pocas veces la veo comer—, las bolitas y figuras de plastilina antes mencionadas... ¡Ah!, y algunas monedas. Hay que ver el trajín que lleva con esas cositas, pasándolas continuamente de sus bolsillos a un pequeño bolso redondo con cremallera que le regaló su abuela Toñi, y de este a sus bolsillos o, de nuevo, a la exposición que monta en el mueble de la tele.

Paula con su bata rosa

Llega la hora y me voy más tranquilo.


sábado, 24 de enero de 2015

No ha sido tan malo

—¿Que cómo ha sido 2014? ¡Hombre!, pues qué quieres que te diga... un año pésimo. Mira, lee: “España es líder de Europa en desigualdad por el paro crónico y la precariedad del empleo juvenil(Info Libre, 6/1/2015).

—Pues aquí dice que “Los dueños del Ibex son 27.168 millones más ricos que hace un año (Público, 5/1/2015).

—¡No me jodas!, esos siempre ganan; mira cómo ponía Forges a sus directivos en marzo de 2011:
 Forges - 7/3/2011 - El País
—Bueno…, incluso con todo lo que ha llovido… yo creo que no ha sido tan malo el año pasado.
—¡Hombre!, depende de con qué otro lo compares. Si nos vamos a los duros años de la dictadura…
—Ya estamos; tú, como siempre, optimista: ¡la alegría de la huerta!
—Di, mejor, realista. Ya sabes… un pesimista es…
—Sí, ya lo sé, un optimista bien informado, esas gracietas las sabe todo el mundo.
—¡Vamos a ver!, no podemos calificar de pésimo —por lo menos en nuestro país— un año en el que abdica un rey y se decide sentar en el banquillo —con un par de… del juez— a su hija (la hermana del rey sucesor); un año en el que irrumpe un nuevo partido en la escena política, ocasionando un terremoto, ilusionando a mucha gente y promoviendo cambios en las cúpulas de otros partidos; un año en el que dimiten dos ministros del gobierno; un año en el que se dan algunos tímidos avances contra la corrupción y entran en la cárcel —no sé por cuánto tiempo— un exministro, un banquero, un extesorero del partido gobernante —aunque acaba de salir, espero que provisionalmente—, un torero, el presidente de un club de fútbol, una tonadillera…; un año en el que un honorable pasa a ser exhonorable; un año en el que pillan a unos golfos que han tirado de tarjeta “negra” desvergonzadamente; un año en el que un consejero de sanidad es destituido por falluto…
—¡Hombre!, visto así… no ha sido tan malo, no.
—Pues eso.
—Bueno… pero todavía te has dejado algunas cosas.
—¡Vaaale!, pues añade “un largo etc.”
—¡Vaale!

martes, 20 de enero de 2015

Abonico (y 3)

¿Por qué Abonico?  

Ahora viene la pregunta del millón ¿Qué relación hay entre el nombre del blog y su contenido? ¿Qué motivo hay para que el blog tome Abonico por nombre?
La relación nombre-contenido tiene que ver con el carácter del autor, pues… desde luego… el blog —como el autor— pretende decir las cosas abonico; incluso las que ve o ha visto negativas —grises, oscuras, incluso negras— quiere expresarlas de manera cuidadosa, poco ofensiva, utilizando, a veces, la ironía y también el sarcasmo para añadir un poco de acidez pero también de humor; decirlas, sí, pero sin levantar ampollas, sin hacer sangre, molestando poco: dulcemente, con un mínimo de  encabronamiento contenido (a pesar de los tiempos que corren, de los que han corrido y de los que correrán).
¿Eso quiere decir que Abonico no dice crudamente lo que piensa?
¡¿Crudamente?! ¡faltan güevos!, como se dice coloquialmente en algunas ocasiones, desatando acciones inverosímiles dignas de una auténtica antología del disparate. Lo hará pasándolo por el filtro de la reflexión suavizante, lo limará, lo lijará, lo disfrazará si lo cree oportuno y… lo dirá; sí, al final dirá lo que “quiera” decir. Y lo que no “quiera” decir —porque sea muy fuerte, o se trate de una persona u organización queridas, o… temidas, o… qué sé yo—, lo endulzará o, casi seguro, se lo callará, para decirlo, si se tercia, verbalmente, en círculos más coloquiales y seguros: verba volant scripta manent (en castizo: las palabras se las lleva el viento).
Por ahora; después… ya veremos.
¿Miedo? ¿Cobardía? Yo prefiero llamarlo prudencia.

¡Ah!, y siendo muy consciente de la certeza que encierra este “chiste” de El Roto”:
  
El Roto - 22-12-2014 - El País




sábado, 17 de enero de 2015

Abonico (2)

Algunos ejemplos literarios en torno a Abonico

Vicente Medina (1866-1937), en Aires murcianos, utiliza las dos palabras de la locución adverbial “a bonico” unidas, formando el adverbio abonico, con el mismo significado ya visto: en voz baja, sin levantar la voz.
Nota: La “rojita”, en los distintos ejemplos, es mía.
                   Abonico
                   (fragm.)
Recibí tu carta y, como una música
dulce en el oído,
llevo, desde entonces, aquello que dices:
«Leyendo tu carta estoy abonico» . . .
                       […]
MEDINA, Vicente (1981): Aires Murcianos,
Academia Alfonso X El Sabio, pág. 226.
Debo confesar que fue Vicente Medina, si se puede decir así, quien “me convenció”, y, a las pocas semanas de comenzar con el blog, A bonico, que seguía al DRAE, pasó a ser Abonico, siguiendo ahora al ilustre autor de Archena.

Incluso encontramos en el escritor archenero (misma obra, pág. 87), arrebonico, que parece querer potenciar la expresión. 

A la ru ru, mi  nene…
         (fragm.)
            […]
Ya no llora el nene...
Pa no dispertarlo,
Juan no se atermina
ni a sentar los pasos
y, heläo de frío,
muy arrebonico
le sigue cantando.
           […]
También utiliza Vicente Medina (misma obra, pág. 133) abonico con el significado de “en silencio”, la segunda acepción de la locución adverbial a bonico en el DRAE.
                      Bendición
(fragm.)
   […]
La moza que a la sombra de los nogales
animosa y alegre la ropa lava,
con los brazos esnúos y el seno abierto
luciendo una hermosura de carne blanca,
de puntillas al mozo llega abonico
y dándole en el brazo, le aboca el agua
que, cayéndole encima,
tóico lo cala...
                          […]
José Frutos Baeza (1861-1918), en Cajines y Albares, utiliza aboniquio, una variante del diminutivo murciano, que, en vez de hacer la terminación en –ito, -ita, -itos, -itas, utiliza las terminaciones –ico, -ica, -icos, -icas, e –iquio, -iquia, -iquios, -iquias.
     El primer Exploraor
de la tropa de la Urdienca
              (fragm.)
                 […]
Mi zagal, que es mocetiquio
(trece años cumplió en las brevas)
se ha mercao una arcancía
y está arrejuntando perras,
habla solo y aboniquio
y tie a su maere en sospecha
                  […]
FRUTOS BAEZA, José (2012):
Cajines y Albares, Editorial MAXTOR, pág. 185.
Y este mismo autor, en Desde Churra a la Azacaya (Murcia, 1915), escribe un verso que dice:

“Dijo na de aboniquio, sino bien recio”