SECCIONES

viernes, 11 de septiembre de 2020

Una guillotina eléctrica

Le preguntan hace poco en la radio al historiador Henry Kamen si piensa, como algunos otros, que lo que ha faltado aquí en España es una buena guillotina (aludiendo, supongo, a lo ocurrido en la Francia revolucionaria de 1789), y ello me recuerda que, en Luces de bohemia, Valle-Inclán pone en boca del protagonista ciego de la obra, Max Estrella, que «hay que establecer la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol», y que dice esto respondiendo a un personaje secundario, un preso con el que comparte celda que le acaba de decir: «En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero».

Escena sexta

El calabozo. Sótano mal alumbrado por una candileja. En la sombra se mueve el bulto de un hombre. Blusa, tapabocas y alpargatas. Pasea hablando solo. Repentinamente se abre la puerta. MAX ESTRELLA, empujado y trompicando, rueda al fondo del calabozo. Se cierra de golpe la puerta.

[...]

EL PRESO: ¡Buenas noches!

MAX: ¿No estoy solo?

EL PRESO: Así parece.

MAX: ¿Quién eres, compañero?

EL PRESO: Un paria.

MAX: ¿Catalán?

EL PRESO: De todas partes.

MAX: ¡Paria!… Solamente los obreros catalanes aguijan su rebeldía con ese denigrante epíteto. Paria, en bocas como la tuya, es una espuela. Pronto llegará vuestra hora.

EL PRESO: Tiene usted luces que no todos tienen. Barcelona alimenta una hoguera de odio, soy obrero barcelonés, y a orgullo lo tengo.

MAX: ¿Eres anarquista?

EL PRESO: Soy lo que me han hecho las Leyes.

MAX: Pertenecemos a la misma Iglesia.

EL PRESO: Usted lleva chalina.

MAX: ¡El dogal de la más horrible servidumbre! Me lo arrancaré, para que hablemos.

EL PRESO: Usted no es proletario.

MAX: Yo soy el dolor de un mal sueño.

EL PRESO: Parece usted hombre de luces. Su hablar es como de otros tiempos.

MAX: Yo soy un poeta ciego.

EL PRESO: ¡No es pequeña desgracia!… En España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero.

MAX: Hay que establecer la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol.

EL PRESO: No basta. El ideal revolucionario tiene que ser la destrucción de la riqueza, como en Rusia. No es suficiente la degollación de todos los ricos. Siempre aparecerá un heredero, y aun cuando se suprima la herencia, no podrá evitarse que los despojados conspiren para recobrarla. Hay que hacer imposible el orden anterior, y eso sólo se consigue destruyendo la riqueza. Barcelona industrial tiene que hundirse para renacer de sus escombros con otro concepto de la propiedad y del trabajo. En Europa, el patrono de más negra entraña es el catalán, y no digo del mundo porque existen las Colonias Españolas de América. ¡Barcelona solamente se salva pereciendo!

[...]

(Valle-Inclán, Ramón del: Luces de bohemia. Edición de Mauro Armiño. Madrid: Edaf, 2017, págs. 115-117).

Si mal no recuerdo, vi Luces de bohemia en los primeros años setenta, en el Teatro Romea de Murcia, interpretada por dos grandes de la escena: José María Rodero, como Max Estrella, y Agustín González como Don Latino. Un lujo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario