SECCIONES

viernes, 18 de septiembre de 2020

Sí, pero lo han suelto

Son ya casi las nueve cuando, una vez encargado el pan que necesito hoy, continúo mi andadura en dirección al barrio de La mota. Como suelo pasar a diario junto al colegio Virgen del Rosario, voy pensando en rodearlo esta mañana y echar un vistazo desde fuera para ver qué tal va el comienzo del curso escolar en estos primeros días de asistencia de alumnado, con unas expectativas… digamos que no muy esperanzadoras. Y faltando unos doscientos metros escasos para llegar, me encuentro con R, al que veo a mi derecha pero de espaldas a la línea de mi marcha, por lo que me limito a decir «adiós» al tiempo que continúo con mi paseo.

—¡Vaya una que nos ha caído! —le escucho decirme cuando lo sobrepaso, con voz bien audible y como apenado por una preocupación que noto más en la entonación de la frase que en su rostro tapado por la mascarilla.

Como ya lo he rebasado cuando termina su exclamación, me giro para, una vez frente a frente, intercambiar con él unas palabras.

—Sí, quién nos iba a decir en pleno siglo xxi —le contesto—, con el desarrollo científico y tecnológico que tenemos, con el nivel de conocimiento actual... que un simple virus nos iba a obligar a…

—¡Esto no es un virus! —corta tajantemente la exposición de mis argumentos, muy seguro de lo que dice, y se reafirma repitiéndolo una vez más, articulando de nuevo la misma exclamación pero ahora más despacio, separando las palabras con intención, entonándola con más seguridad aún y apoyándose en el incuestionable gesto de levantar al mismo tiempo la cabeza, las cejas y el dedo índice de la mano derecha —¡Esto no es un virus!

—¿¡No es un virus!? —le pregunto tratando de mostrar mi extrañeza.

—Sí, pero lo han suelto.

Lo miro mientras pienso lo que quiere decir con «lo han suelto», suponiendo que se refiere a que al virus lo han soltado, adrede, de algún laboratorio, de algún país…, y mientras pienso esto, él aprovecha mi silencio para continuar con mucha autoridad y acabar así su lección y  también nuestro diálogo.

—Tú olvídate.

—¿?

—Lo que yo te diga.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario