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miércoles, 6 de mayo de 2015

Las hojas muertas

Murcia, último día del mes de abril: primavera. Estamos comiendo, muy bien, en la terraza del mesón La Torre de las flores, Paco, Mariano y yo, una avanzadilla de un grupo de tertulianos para el que propongo a partir de ahora el nombre Los piensos; ya diré, en otra entrada, qué significa, por qué lo propongo.
Llevamos un rato tapeando cuando observo, un poco distantes, a una pareja de músicos (acordeón y clarinete), por su pinta, extranjeros; al poco comienzan a tocar y me llegan las primeras notas de Las hojas muertas, interpretada “decentemente”; los músicos se alejan a otras terrazas de los alrededores y al rato vuelven por allí, pero ya tocando otros temas; les hago señas para que se acerquen y cuando lo hacen les pido la canción que me ha llamado la atención anteriormente; lo hago en español, en francés —con mi peculiar fonética—, lo pienso en inglés pero no me atrevo…: no me entienden y termino tarareándosela; entonces, sonriendo por haber comprendido, comienza el del clarinete la melodía, acompañado inmediatamente por el acordeón; tocan con ganas, incluso, animado por mis gestos, el clarinetista introduce algunos adornos jazzísticos —apoyaturas, síncopas, cambios de tempo…—, ya digo, tocan con cierto gusto. Terminan y les damos unas merecidas monedas.

Las hojas muertas (Les feuilles mortes, 1945) es la canción más conocida del compositor húngaro Joseph Kosma (1905-1969), con letra de un poema de Jacques Prévert (1900-1977).
Kosma había sido discípulo de Béla Bartók y dirigido la orquesta de la Ópera de Berlín, trabajo que dejó para incorporarse a la compañía de teatro de Bertolt Brecht. Compuso algunas obras de más importancia y temas para películas de cine (algunas de Jean Renoir), pero es más conocido como autor de canciones. Y precisamente a la más famosa de ellas, Les feuilles mortes, que se estrenó en una película que tuvo mala crítica y, además, fracasó comercialmente (Les portes de la nuit (1946), de Marcel Carné), ya digo, a la canción Las hojas muertas el triunfo le vino después, en su versión inglesa, Autumn Leaves, que se convirtió en un standard de jazz.
Joseph Kosma
Jacques Prévert, el autor del poema sobre el que Kosma escribió la deliciosa canción, fue un rebelde escritor francés —contestatario social, en cuyas obras son frecuentes las referencias a la justicia, la libertad, la felicidad…— que tocó todos los palos: poesía, teatro, letras de canciones, guiones para películas —por ejemplo, para Renoir, y para el mencionado Marcel Carné—… hasta cuentos para niños. A Prevert le costó ser admitido en los círculos de moda en París. Entró con los surrealistas pero rompió con ellos después. También se distanció del partido comunista aunque no había militado en él. Al final de su vida se dedicó a escribir letras para canciones que famosos cantantes han popularizado por todo el mundo. El volumen Cincuenta canciones Prévert-Kosma (1977) recopila algunas de ellas.
Jacques Prévert
¿Versiones de Les feuilles mortes (Autumn Leaves, Las hojas muertas)? Las hay de todos los estilos y para todos los gustos. Tantas que, aunque solo sea enumerando preferencias es imposible no dejarse algunas en el tintero. Encontramos buenas versiones vocales, instrumentales y alguna con los dos ingredientes sobresalientes.
Si he de ser sincero, creo que la primera versión que escuché siendo joven fue la de Los 5 latinos ¿Quién no recuerda, si tiene una cierta edad, cómo la cantaba en español este grupo argentino, pionero del rock latino, de estilo The Platters (Solo tú, Hay humo en tus ojos), con quienes llegaron a compartir escenario? Entre las cantadas en francés, la de Yves Montand y también las de Juliette Gréco, Édith Piaf y Mireille Mathieu. En inglés nombraremos las versiones de dos hombres y dos mujeres, para equilibrar: las de Nat King Cole, Frank Sinatra, Diana Krall y Dee Dee Brigdewater. Entre los innumerables músicos instrumentistas de jazz que han recreado el tema sólo citaré unos pocos: Oscar Peterson y Stéphane Grappelli, Duke Ellington, Coleman Hatwkins, Chet Baker, Miles Davis y Joe Pass. También hay versiones para los amantes de las voces “educadas”, como la de Kiri Te Kanawa y las de Alfredo Kraus y Plácido Domingo, por terminar con un toque local.
La versión elegida por Abonico —no “la preferida”, que sería difícil de elegir entre tantas, tan variadas y tan buenas— es una del primer intérprete, el de la película fracasada, Yves Montand, el cantante francés —y también reconocido actor— de origen italiano, descubierto por Édith Piaf.
Yves Montand
 Pero, con las facilidades que nos ofrece Internet hoy en día, les recomiendo que busquen entre las otras arriba mencionadas, las escuchen y disfruten.

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