SECCIONES

sábado, 4 de enero de 2025

Vicios

Leer y escribir han acabado convirtiéndose en actividades de primera necesidad para mí: vitales. La primera lo es desde hace mucho tiempo: diría que desde que adquirí la «capacidad de razonar como un adulto», lo que se llama «uso de razón» (algo que, a menudo pienso que lamentablemente, no sucedió a edad temprana); desde entonces no he dejado de comprar y de leer libros (sobre todo, lo primero). La segunda actividad, la de escribir, data de fechas mucho más recientes, pero también ha llegado a ser muy importante en mi vida.

Y es quizás por ello, por lo dicho en el párrafo anterior, que me llaman mucho la atención, que me gustan, y me animan —alivian mis remordimientos de comprador de libros en exceso—, las palabras que al respecto dice alguna gente (buenos lectores y buenos escritores —no tiene por qué reunir ambas facetas la misma persona— a quienes admiro en muchos casos) referidas a los libros que compran, a los que leen, a cómo los leen, si los subrayan, si les ponen algunas marcas como señales para localizar sin muchas dificultades —yo suelo utilizar lápices y pósits— determinados capítulos, epígrafes, páginas, párrafos, frases, palabras…

Esta vez le toca el turno a una reciente confesión de Antonio Muños Molina, unas palabras que inmediatamente, hoy mismo, he extraído del artículo de prensa en el que me las he encontrado:

Leer y escribir son dos vicios, más que dos inclinaciones intelectuales, así que uno compra más libros de los que leerá nunca y más cuadernos de los que le dará tiempo a llenar escribiendo. (Muñoz Molina, Antonio, El País, 04-01-2025).

Ya digo: un alivio, sobre todo lo de la compra de libros, mientras que los cuadernos, por ahora, solo amontono, ordenados y numerados, los que ya he utilizado, en los que, por cierto, todavía quedan muchas anotaciones sin aprovechar, sin llevar al ordenador.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario