SECCIONES

viernes, 12 de abril de 2024

Aclaración

Un buen amigo (y sacrificado lector de Abonico, tengo que añadir, pues me dice que lo lee todas las semanas), me pregunta que a qué viene ese título de «La caída de los dioses», el que adjudiqué al artículo de hace dos semanas en el blog.

Le respondo tratando de disculparme por no haberlo dejado más claro —la verdad es que entonces no lo creí necesario—, y a continuación le digo que tal enunciado se refiere a la caída «en desgracia» de personajes que uno tiene idealizados positivamente en su cabeza, como subidos a un pedestal, cual si fueran dioses, y que, debido a su comportamiento (bien sea por lo que dicen, bien por lo que hacen, bien por cómo viven…) caen —los bajas, mejor dicho— de ese pedestal en el que los tienes.

Y le aclaro a mi amigo que Rafael Nadal ya había perdido puntos en mi valoración por prestarse a protagonizar anuncios publicitarios que, pienso, aumentan innecesariamente su ya gran fortuna —qué falta le hace, me digo—, pero que, por otro lado, y quiero pensar que a ojos de mucha gente, deteriora su imagen. Así que lo de aceptar el para mí poco honorable papel de embajador del tenis de Arabia Saudí (algo a lo que veo, más o menos, la misma finalidad que la publicitaria) ha sido la causa definitiva de la caída de su pedestal: para mí, claro, pues habrá mucha gente que no piense así.

 

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