SECCIONES

viernes, 23 de noviembre de 2018

No me aburro

«¿Y cómo lo llevas?» suele ser lo primero que escucho en boca de alguien que se entera de que estoy jubilado. «Bien», suelo contestar aunque no del todo afirmativamente, no con mucha euforia. Entonces, a menudo, viene una segunda pregunta, planteada a veces con ironía: «¿Y no te aburres?», a la que normalmente contesto que no, que todo lo contrario, que cada día que pasa me faltan horas para hacer lo que quiero, lo que me gusta.
Y a continuación (aunque no siempre, pues depende del tipo de interlocutor) cuento lo que hago y los quehaceres que tengo en la cabeza, enfrento estos proyectos al tiempo que creo que me puede quedar... y acabo diciendo que me estresa el ver la cantidad de «trabajo» que tengo por delante y el poco tiempo velozmente menguante del resto de mi vida; y eso —aclaro— pensando en unas aceptables condiciones de salud física y psíquica y en el promedio del índice de esperanza de vida, ahora y aquí, para los de mi sexo, que, como sabemos... nunca se sabe.
Debería considerarme un privilegiado. Todos los días suelo hacer un poco de ejercicio físico, sobretodo andando, y mucho mental, pues leo, escribo, escucho e interpreto música (a veces la compongo); también cada día suelo ver en familia alguna película elegida con cierta meticulosidad, y —muy importante— estoy con los míos, con mi gente.
Algunos días converso con amigos, mejor si es ante una buena comida, una cerveza, un café... Quien me busca me encuentra todavía, bien sea para ir a un concierto, al cine, al teatro, a una charla... o para salir a tomar algo, para hablar, para algún consejo, para dar alguna clase... para lo que se tercie.
¡Ah!, y tengo un par de nietas de las que aún puedo disfrutar, y lo hago; para ellas y con ellas leo cuentos, toco la flauta, canto, recito poesías, hago canciones, invento juegos..., siempre lúdicamente, procuro.
¿Se puede pedir más?
 

4 comentarios:

  1. Non potes facere melius, ¡Ahí queda eso, Pepe, que el Maestro me pilla en latín también...!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu sabiduría y la del Maestro —como dices— me recuerdan aquellos latinajos de mis/nuestros tiempos jóvenes: «Manduco me flumens de te», y «Mater tua mala burra est», creo que decíamos entonces.
      Gracias, Antonio.

      Eliminar