SECCIONES

viernes, 21 de octubre de 2016

¡Viva la inteligencia!

Menuda se ha montado hace poco en Madrid porque el Comisionado de la Memoria Histórica ha propuesto sustituir el nombre de la Calle del General Millán Astray por el de Avenida de la Inteligencia. Como respuesta, una plataforma de legionarios veteranos calificó la decisión de felonía y canallada, y convocó una concentración para que el ayuntamiento de la capital no le quite la calle a Millán Astray, el que fue fundador de la Legión y alto cargo franquista.
Atentos a los términos que utiliza la plataforma de legionarios para calificar la decisión del cambio de nombre; fijémonos bien porque reflejan la imagen de quienes los utilizan.
Felonía, según el DLE, antes DRAE, es “deslealtad, traición, acción fea”.
Canallada es, según la misma obra, “acción o dicho propios de un canalla”.
¡A dónde vamos a parar, pensarán los caballeros legionarios —novios de la muerte, su más leal compañera— que acusan a Carmena de revanchista al querer aplicar la Ley de Memoria Histórica y quitar, consecuentemente, el nombre de Millán Astray del callejero de Madrid!
Y, ¡claro!, el PP del distrito de Latina, con “su” buena intención, trata de mediar para solucionar el problema, y solicita mantener el nombre del exgeneral, sugiriendo que se puede cambiar por el más completo de Calle del Fundador de la Legión Española, Millán Astray. ¡Buen arreglo!
Recordemos que José Millán-Astray y Terreros —no queremos entrar en detalles, pero hay mucho que decir— fue un militar del bando de los golpistas del 36 y maestro ejemplar para Franco. Y recordemos también, y esa es la esencia de este artículo, que el fundador de la legión tuvo un encontronazo con don Miguel de Unamuno, un choque del que les voy a dejar aquí una referencia para que se hagan una mejor idea de qué tipo de individuo estamos hablando.
¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!” le gritó Millán-Astray a Unamuno en el celebérrimo altercado que mantuvieron ambos el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, en una ceremonia con diversas personalidades franquistas (el obispo, el gobernador civil, la mujer de Franco...) con motivo de la celebración del Día de la Raza (aniversario del descubrimiento de América), que, después, con Franco, sería Fiesta de la Hispanidad, y ahora, Fiesta Nacional.
Vean a continuación cómo cuenta el famoso encontronazo el historiador hispanista inglés Hugh Thomas (las negritas son mías):
[...] [Miguel de Unamuno] Como rector de la Universidad de Salamanca, se encontró al principio de la guerra civil en territorio nacionalista. Todavía el 15 de Septiembre, continuaba apoyando el movimiento nacionalista en su “lucha por la civilización contra la tiranía”. Pero el 12 de Octubre había cambiado. En esta fecha, día de la Fiesta de la Raza, se celebró una gran ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Estaba presente el obispo de Salamanca, se encontraba allí el gobernador civil. Asistía la señora de Franco. Y también el general Millán Astray. En la presidencia estaba Unamuno, rector de la Universidad. Después de las formalidades iniciales, Millán Astray atacó violentamente a Cataluña y a las provincias vascas, describiéndolas como “cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá como exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos”. Desde el fondo del paraninfo, una voz gritó el lema de Millán Astray: “Viva la muerte”. Millán Astray dio a continuación los habituales gritos excitadores del pueblo: “¡España!”, gritó. Automáticamente, cierto número de personas contestaron: “Una”. “¡España!”, volvió a gritar Millán Astray. “¡Grande!”, replicó su auditorio, todavía algo remiso. Y al grito final de “¡España!” de Millán Astray, contestaron sus seguidores “¡Libre!”. Algunos falangistas, con sus camisas azules, saludaron con el saludo fascista al inevitable retrato sepia de Franco que colgaba de la pared sobre la silla presidencial. Todos los ojos estaban fijos en Unamuno, que se levantó lentamente y dijo: “Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso –por llamarlo de algún modo– del general Millán Astray que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo –y aquí Unamuno señaló al tembloroso prelado que se encontraba a su lado– lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona”. Se detuvo. En la sala se había extendido un temeroso silencio. Jamás se había pronunciado discurso similar en la España nacionalista. ¿Qué iría a decir a continuación el rector? “Pero ahora –continuó Unamuno– acabo de oír el necrófilo e insensato grito, “Viva la muerte”. Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor”. En este momento, Millán Astray no se pudo detener por más tiempo, y gritó: “¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!”, clamoreado por los falangistas. Pero Unamuno continuó: “Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho”. Siguió una larga pausa. Luego, con un valiente gesto, el catedrático de derecho canónico salió a un lado de Unamuno, y la señora de Franco al otro. Pero esta fue la última clase de Unamuno. En adelante, el rector permaneció arrestado en su domicilio. Sin duda hubiera sido encarcelado, si los nacionalistas no hubieran temido las consecuencias de tal hecho. Unamuno moría con el corazón roto de pena el último día de 1936.” [...] (Hugh Thomas (1967): La guerra civil española, Ruedo ibérico, págs. 400-401).
Aunque superficialmente, la anécdota es muy conocida, pero no lo son tanto las circunstancias y detalles que nos cuenta Thomas. Así que ahora ya tenemos más datos para valorar a Millán Astray, a don Miguel de Unamuno y para saber de qué va el guiño madrileño de sustituir el nombre de la Calle del General Millán Astray por el de Avenida de la Inteligencia.

2 comentarios:

  1. Hola Pepe,
    Enhorabuena por tu excelente blog. Me gustaría mucho poder adquirir tu temario, así como también tu propuesta de musicalización de textos. Cómo puedo ponerme en contacto contigo?

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    1. Hola, Anónimo:
      Me hubiera gustado conocer tu identidad y que, para contactar contigo, me hubieras proporcionado un número de teléfono o una dirección de correo.
      Gracias por tu comentario sobre el blog.
      Respecto a lo que me dices sobre la adquisición de temario y propuesta de musicalización de textos, siento no poder proporcionártelos yo directamente. El temario fue editado pero no puesto a la venta: lo he ido actualizando y ofreciendo a mis alumnos durante mis años de ayuda en la preparación de oposiciones. El artículo “Propuesta metodológica para la musicalización de textos” fue publicado en la revista Música y Educación, Nº 32, Diciembre de 1997; no creo que te sea muy difícil localizarlo. Actualmente, temario y artículo son utilizados por Marcos Martínez en la Escuela de Preparación de Opositores (EPO), en Murcia. Si estás interesado puedes contactar con ellos: creo que merece la pena.
      Un saludo.

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