SECCIONES

viernes, 15 de julio de 2016

Silver Kane

La revista LA CALLE publicó el mes pasado La Dolores del quiosco, un artículo que yo tenía preparado como entrada para Abonico y que, simplemente, anticipé al editor de la publicación. Después he recibido unas cuantas felicitaciones y opiniones sobre el escrito; algunos amigos me han dicho que, además de tebeos, en su día también leyeron muchas novelas del oeste alquiladas o cambiadas en el quiosco de La Dolores (por muy poco precio cambiabas una tuya por una de las del quiosco), y alguno de ellos me ha confesado que de este tipo de novelas su autor favorito era Silver Kane.
Silver Kane fue un seudónimo utilizado por Francisco González Ledesma (1927-2015), escritor y periodista catalán, ganador del premio Planeta en 1984 con Crónica sentimental en rojo, un autor que podemos situar entre los grandes de la literatura policíaca en nuestro país. González Ledesma, con una obra marcadamente social, es, con Manuel Vázquez Montalbán, Andreu Martín, Juan Madrid... —entre mis preferidos—, uno de los padres de la llamada novela negra española.
Silver Kane / Francisco González Ledesma
Aunque no es mi número uno —estarían antes los otros tres— quiero rendirle aquí un pequeño homenaje. Su sencillo, humano y escéptico inspector Méndez —descuidado en el vestir, con libros que le deforman los bolsillos de abrigos y chaquetas— se lo merece, me gusta.
Como en mis estanterías tengo una pequeña sección de novela negra, policiaca y de espías, he ido a mirar en ella los títulos que hay de este autor: solo tres. Yo hubiera dicho, a ojo, que tenía como mínimo media docena; me debe haber fallado la maldita selectiva memoria, o, también, puedo haber “perdido” algún ejemplar. Y es que hay que ver cómo desaparecen algunos libros de mis estanterías. No quiero utilizar la expresión “no me lo explico” porque sí me lo explico: los presto demasiado alegremente; tan alegremente, que los pierdo con la misma alegría. Y algo parecido me ha pasado con las películas, los discos, las partituras...
Fueron muchos los escritores que, represaliados, tuvieron que ganarse la vida durante el dictatorial régimen de Franco publicando sus obras con nombres falsos. González Ledesma, uno de los más prolíficos, escribió muchísimas de las suyas con seudónimos, entre los que utilizó el de Silver Kane en más de mil novelas, sobre todo del oeste, aunque también otras: ciencia ficción, policiaca, de misterio... Él contaba que usó el seudónimo por consejo del editor Francisco Bruguera, quien le dijo que lo hiciera porque con un apellido como González nadie se iba a creer una novela del oeste. 
En mi corta época de lector de novelas del oeste, yo también leí a Silver Kane, y a Marcial Lafuente Estefanía, quizás el más popular (también utilizó seudónimos y no se sabe la cantidad de novelas del oeste que publicó, porque algunos de sus descendientes —hijos, nieto— siguieron haciéndolo con su nombre, pero hablamos de unas tres mil), y a Keith Luger (Miguel Oliveros), autor también de muchísimas novelas —sobre todo del oeste, ciencia ficción y terror— y algunos guiones de películas.
Fco. González Ledesma (Silver Kane) y Marcial Lafuente Estefanía,
en la Editorial Bruguera, mediados los sesenta del siglo pasado.
Por cierto, y ya termino, me acuerdo, un verano de vacaciones en Torrevieja, de mi primera novela del oeste, comprada en una diminuta librería que había en una de las esquinas de la plaza de abastos de dicha localidad; recuerdo su título —Una bala perdida—, no se me ha olvidado cómo la leí ávidamente en poco tiempo, ni su precio: cinco pesetas —3 céntimos de euro—, allá por el año mil novecientos sesenta y muy pocos del siglo pasado.

2 comentarios:

  1. Curioso lo de este escritor. Las lecturas de novelas del Oeste de mi infancia son las de Karl May con títulos como "La última batalla" o "Entre apaches y comanches" La mención a las pérdidas de libros discos o partituras prestadas, es por desgracia algo muy habitual Pepe! A mí también me ha sucedido en varias ocasiones! Esto ha provocado el que me haya vuelto un poco "tímido" a la hora de "prestar" ejemplares. Voy a echarles una ojeada a estas dos novelas de oeste que leí cuando era niño, a ver si me transporta a las escenas e impresiones que tuve en el momento de leerlas hace tantos años.

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    1. Gracias, Antonio, por tu aportación. No recuerdo haber leído nada de Karl May; la verdad es que fue muy corto mi periodo de novelas del oeste. Y sobre lo de la pérdida de libros, discos y otros, yo también me he vuelto más “tímido” a la hora de los préstamos.

      Un saludo.

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