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domingo, 4 de enero de 2015

Tieso el falluto (2)

Otra propuesta de peineta musical

Terminado el contenido de la entrada anterior, se me ocurrió que, además de utilizarla como “profunda reflexión filosófica”, podíamos darle otros usos, entre ellos, este:
Sí, el de una peineta musical.
Así pues, pueden los visitantes de Abonico, simplemente, escuchar, en Tieso el falluto (1), los dos fragmentos unidos de Espiga que tié grano (no llega a medio minuto la audición). Pueden también —yo he pensado hacerlo—, grabar la melodía en sus teléfonos por si hay que “ponérsela” en un momento determinado a alguien (mejor si es un falluto); incluso, ya puestos, pueden utilizarla en sus móviles —propongo que desde “ese es er mundo…”, pero elijan ustedes— como melodía de llamada. 
Ese es er mundo, ese…

Y, por último, también pueden usar como peineta musical el final de esta joya de la filosofía popular. Sí, como la que recomendé, cuando comenzaba el año 2014, en la entrada Una propuesta de peineta musical, utilizando un canon de Mozart: Leck mich im Arsch (Bésame el culo). ¿Que no se acuerdan? Aquí está:

Entonces… ¡¿Otra propuesta de peineta musical?!

Sí, ¿por qué no?; así tendremos más variedad y podremos, de distintas maneras y con distintas melodías, mandar a tomar… viento a toda la canalla que nos está haciendo la vida tan “entretenida” (perdonen pero es que me gustan mucho los eufemismos y las perífrasis, ya lo saben).

¿De acuerdo? Pues… no lo duden; ante cualquier individuo o individua del tipo aquí tratado —fallutos— solo tienen que tararear (o cantar, si lo prefieren), por lo bajines, con la música de Ginés Abellán, las tres últimas palabras que han escuchado en la grabación (cinco notas musicales):
 
Original en mi bemol mayor. 
Transportado a Do.



1 comentario:

  1. La musicalización, como siempre en Ginés Abellán, me parece de una calidad extraordinaria. Guárdala, Pepe, es una joya. En cuanto a los fallutos, ¡existen tantos! Creo que este título se gana por oposición concertada y se consigue un empleo en diferido o, cuanto menos, un lugar entre los conversos de pensamiento y obras. Las cabezas (espigas) fallutas se llenan de pequeñas semillas de soberbia, estupidez, mentira y un largo etcétera que llenaría completamente este espacio de comentarios.

    Un abrazo, Pepe.

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