SECCIONES

viernes, 7 de junio de 2024

Ende vom Lied

Con el nombre genérico de «recordatorios», suelo apuntar desde hace años (en el ordenador, en el móvil, en libretas que voy numerando una tras otra…) mis quehaceres: tareas pendientes, frases que me dicen algo y que quiero desarrollar después, proyectos, ideas...

Y en una de esas libretas que tengo numeradas me acabo de encontrar uno de esos recordatorios en el que leo: «Compartir: Diario», y aparece con la fecha de 29 de octubre, que en un primer momento supongo que debe de corresponder al día en que tomé nota, creo, no sé por qué, que en 2015; pero no, después me doy cuenta de que no es así.

La verdad es que no me acordaba de dónde obtuve el texto del recordatorio —que aprovecho y pongo a continuación—, pero he buscado aquí y allá y he acabado encontrando que es de André Gide, concretamente de su Diario, en el que escribió, con fecha de 29 de octubre de 1888, lo que sigue:

El Ende vom Lied [Fin de la canción] de Schumann me ha producido una impresión profunda que me durará mucho tiempo. Es el canto de muerte de la felicidad, todavía alegre, como por el recuerdo, pero lleno de incipientes lágrimas a la vista del futuro.

Como cuando se ve una puesta de sol —el ojo conserva aún durante mucho tiempo la visión de su esplendor que ilumina la oscuridad— nada me ha mostrado tan bien la huida irremediable de los días felices. […]

Gide, André: Diario. Selección, traducción y prólogo de Laura Freixas. Alba Editorial, pág. 66.

Recuerdo que, cuando leí el Diario de Gide —en realidad, una selección del mismo—, deduje que el escritor debió tocar el piano decentemente, desde joven, y que este instrumento fue muy importante en su vida, siempre a su disposición, cerca de su mesa de trabajo.

Con la intención de escucharlo tranquilamente, he buscado el Ende von Lied, del que he encontrado en audio algunas buenas versiones, todas de pianistas de talla reconocida (Perahia, Argerich, Brendel, Richter…); y, sí, me ha parecido hermoso, grande, impresionante…, y, de pasada, me ha traído a la mente lo que conozco de la tormentosa vida de Schumann; pero apenas he podido localizar algún vídeo de esta obra que merezca la pena para, tras trabajarlo un poco, mostrarlo en Abonico, por lo que me he tenido que conformar con el único encontrado cuya buena calidad de imagen no desmerece de la del sonido que la acompaña: se trata de la interpretación de la pianista polaca Anna Lipiak.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario