Oigo en la tertulia mañanera de una emisora de radio una referencia a la ley de un tal Brandolini —o una tal, entonces todavía no lo sé—, según la cual —escucho— la energía necesaria para refutar un bulo es mucho mayor que la necesitada para crearlo. Después busco en internet y me entero de que es una teoría o un principio que se atribuye a ese tal Brandolini.
El origen de la Ley de Brandolini se le atribuye a Alberto Brandolini, un desarrollador de programas de computación, de nacionalidad italiana, la cual traducida del inglés al español reza: «La cantidad de energía que se necesita para refutar (o corregir) una estupidez, es de magnitud superior a la que se necesita para producir esa misma estupidez» (Gamalero, Estuardo: «La ley Brandolini», Diario La Hora, Guatemala, 21-09-2016).
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