SECCIONES

viernes, 26 de julio de 2019

Por el Amor de Dios (4)

Visto desde la perspectiva que da el mucho tiempo transcurrido, parece como si todo lo referente al mundo de los niños, concretamente al de los más pequeños, fuera rechazado por mi mente de entonces, precisamente por la cabeza de un niño pequeño.
Del mismo modo que quería dejar de ir peinado con raya, o de llevar tirantes, o pantalones cortos…, en mis primeros años de escolar estaba deseando poder prescindir del babi del colegio, una aborrecida bata hasta medio muslo (los niños llevábamos siempre pantalón corto), de una tela ligera con rayas verticales muy estrechas, azules y blancas, que se abrochaba con unos cuantos botones por detrás, a la espalda, y también en los puños. Aquel babi me parecía propio de pequeñajos, de párvulos, justo lo que yo era pero no quería ser.
Y más o menos lo mismo que con el babi me ocurría con aquel odiado cabás con el que tampoco me gustaba ir al cole, pues, como la bata listada, también me parecía propio del pequeñajo que estaba deseando dejar de ser, típico del parvulito que no hacía mucho había abandonado la escuela de los cagones. Por cierto, aquí, en la huerta de Murcia, cabás era cabah, con lo que ¡vaya usted a saber en qué sonido, en qué letra terminaba la palabra!: no es de extrañar que un servidor pensara hasta no hace muchos años que el término era «cabal».
Aquel cabás de mi infancia era una rústica maletita de cartón con asa de latón y cierre también metálico y de encaje, un maletín de tamaño adecuado al niño párvulo, en el que llevaba lo que necesitaba para el cole. Recuerdo que mi cabás iba casi vacío, que apenas contenía nada en su interior, y esto también me molestaba mucho, pues asociaba el ser «grande», lo que estaba deseando, con necesitar muchos libros y otros materiales; y mi cabás solo llevaba dentro unas cuantas cosas de poca monta, insignificantes: la cartilla de lectura («mis primeras Rayas» al comienzo y «mis segundas Rayas» después), la libreta, el lápiz, la goma de borrar y el sacapuntas.

 Imagen de un cabás parecido al que recuerdo haber llevado al colegio (Internet).

Continuará.

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