SECCIONES

viernes, 22 de septiembre de 2017

Protones, neutrones, electrones y...

Mi hijo Antonio ha asistido recientemente a la lectura de la tesis doctoral de una compañera de departamento de cuando él hizo el doctorado. Tras la defensa de la tesis llega la calificación —sobresaliente cum laude—, las felicitaciones, los abrazos... Después toca ir de comida a un buen restaurante. La costumbre entre los compañeros del departamento —doctorandos, doctores, aspirantes futuros...— es ayudar entre todos al actual lector o lectora de la tesis en el pago de la comida, tanto de la de ellos como de la de los componentes del tribunal, que van a cuenta de los peones del departamento.
Me cuenta mi hijo que el cátedro presidente del tribunal, que durante la comida ha tomado unas copas de buen vino, ya en la sobremesa se suelta y les dice que ha cumplido setenta años, que acaba de dar su última clase en la universidad de donde viene y que, recordando esa última clase, viene a cuento darles un consejo a los jóvenes presentes en la comida, a aquellos que comienzan su andadura o lo han hecho recientemente. Así que a continuación les hace una encarecida recomendación que, asegura, si le hacen caso, les ayudará a llevar una mejor vida, la misma recomendación, dice, que ha hecho a sus alumnos universitarios en esa clase de despedida de la que acaba de hablar.
La máxima filosófica —les explica— es la siguiente: En el mundo (no recuerda Antonio si ha dicho mundo o universo) hay protones, neutrones, electrones y... [espera un momento el sabio profesor, como reclamando atención] ...tontos de los cojones; a continuación añade que hay que tener en cuenta los tres primeros elementos y pasar, dejar de lado intencionadamente y no hacer caso del cuarto grupo, el de los tontos de los cojones. Así, les dice satisfecho de tan importante aportación a sus vidas, les irán mejor las cosas.
He pensado en el consejo y la verdad es que le veo cierta lógica. Encuentro intencionalidad en el orden en que expone esos elementos que hay en el mundo (¿universo?), así como se la encuentro a qué partes hay que prestar atención y a cuáles dar de lado. Parece clara la intención del orden utilizado, que va de los protones, con carga positiva, pasando por los neutrones, con carga neutra, y los electrones, con carga negativa, a los tontos de los cojones, con carga muy, pero que muy negativa. Así que es evidente que aconseja dar de lado a lo muy negativo, ¿no? Pues ya saben: una buena terapia.

2 comentarios:

  1. Y...,Pepe, también existen, infinitamente antes que todos ellos y por tanto, más importantes, quars y supercuerdas, y bastante "más inteligentes" que el viejo profesor. Creyendo, como lo hago, que el último epíteto es, posiblemente, consecuencia de una deficiente educación familiar y de una pedagogía, en enseñanza obligatoria y gratuita, ineficaz y que les ha impregnado de poca de cordura, nunca despreciaré a quien por deficiencias de la sociedad y el sistema, han quedado en el limbo de los inútiles. Sabes, como yo, que nuestra profesión es la más importante del mundo pero la educación a pié de familia y sociedad es imprescindible. Un abrazo, Pepito.

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    1. Gracias, Antonio, tú eres un especialista.
      Lo que quería resaltar —chistosamente— el cátedro recién jubilado era el grupo denominado por él como “tontos de los cojones”, los verdaderamente nocivos y sobre los que quería prevenir a los jóvenes químicos presentes en la comida de celebración.

      Un abrazo.

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