SECCIONES

lunes, 8 de junio de 2015

El aparejo

Titular reciente de prensa (El País, 23/05/2015):
¡Qué crueldad despliegan, a veces, los niños contra sus semejantes, contra los rechazados por el grupo!, incluso contra sus propios compañeros. ¡Pobre de aquél con el que la tome el cabecilla del clan, el cabroncete de turno!, porque, inexorablemente, dirigirá sus pasos y los de la troupe a hacerle la vida imposible.
Cuando un servidor era niño, uno de los “espectáculos” infantiles —y no tan infantiles— más desoladores que recuerda era el conocido como “hacer el aparejo” a alguien.
Hacer el aparejo: acto obsceno que efectúan los muchachos a otro, al que dejan al descubierto, contra su voluntad, las partes genitales, ensuciándoselas con saliva, barro o excrementos. (Diego Ruiz Marín, Vocabulario de las hablas murcianas. Diego Marín, 2007).
Aquí, en la Santomera de mi infancia, el aparejo (“una cabronada típicamente murciana”, decía Jaime Campmany) consistía en bajarle los pantalones, y calzoncillos si llevaba, al pobre desgraciao que le tocaba en la rifa de la mala suerte; a continuación, con violencia si se resistía —que era lo normal—, escupirle en los genitales y echarle tierra para lograr un amasijo de barro. No recuerdo que fueran utilizados excrementos para el revoltijo, quizás en mi época ya se había refinado la “operación”.
Y todo esto hecho en grupo, con las consiguientes risas y comentarios vejatorios, algunos de ellos referentes al tamaño de la pilila; si tenía la poca suerte de no tenerla de la medida estipulada normal o superior, podía quedar marcado para siempre. Todavía he escuchado, recientemente, algún relato al respecto, de alguien que, por lo visto y escuchado, sigue siendo tan bruto como lo era de niño.
Poh si a ese le hicimoh el aparejo cuando éramoh chiquilloh… —dice divirtiéndose todavía el individuo, y añade, separando enfrentados los dedos índice y pulgar de la mano izquierda unos pocos centímetros para señalar una corta distancia— ¡y tenía una pichiquia…!
¡Pobre aparejado!

2 comentarios:

  1. En mi pueblo se decía ' Agarejo' .Pero claro también en mi pueblo los saltamontes eran 'sala-
    gustines' y cuando fui al tuyo ( solo doce kilómetros los separan ) eran 'charates' .
    Un saludo , Antonio.

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    1. José Víctor Abellán Gil31 de diciembre de 2015, 11:18

      También conocido en otros lugares como "agarejo" ó "gargarejo", yo siempre lo he conocido como el gargarejo imagino que vendrá de gargara ó garapo (lapo forzado por la garganta)

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