SECCIONES

viernes, 2 de mayo de 2025

Alcanzables

Hace unos pocos meses leí que el músico Jairo Zabala —de nombre artístico ‘Depedro’—, en una entrevista que le hacía Fernando Navarro y publicaba El País del 9 de enero, decía:

La felicidad está en poner siempre las expectativas de la vida alcanzables, eso es fundamental.

Totalmente de acuerdo, me dije —y me digo—, es importante tener los pies en el suelo. A este respecto, acostumbro a manifestar, cuando se me presenta la ocasión y viene al caso, que, para que sean realistas, para que sean alcanzables, las metas que nos propongamos en la vida deben de ser cercanas, realizables, estar al alcance de la vista, si puede ser… al de la mano.

Un mes después, más o menos, me detengo ante otra reflexión encontrada también en un titular del mismo medio de comunicación (Francesc Miralles, El País, 13-02-2025) que, a mi parecer, complementa a la perfección la de Depedro, pues ambas encajan como las piezas de un puzle.

Cómo ser infeliz siempre: tener expectativas demasiado altas.

Y dentro de este artículo me encuentro con lo que el autor llama «una de las claves del bienestar personal», sin duda, una buena reflexión.

La felicidad es la distancia que hay entre nuestra vida y nuestras expectativas.

Yo habría añadido que esa distancia entre nuestra vida y nuestras expectativas mantiene una proporcionalidad inversa con nuestra felicidad, que, a mayor distancia, corresponde menor felicidad, y a menor distancia, mayor felicidad.

Y, ya por último, en la misma línea de todo lo anterior (nueva detención, nuevo levantamiento de cabeza) va lo que ha dicho recientemente el psiquiatra Enrique Rojas (lo leo en un artículo de Nerea Parraga Frutos, en La Vanguardia del 30-04-2025):

Una persona feliz es aquella que ha sabido diseñar un proyecto de vida coherente y realista, con los pies en la tierra.

Desde luego, está claro; yo también lo veo así: nuestra vida va mejor cuando hay concordancia entre nuestras aspiraciones y la realidad coetánea circundante en que transcurren nuestros días, mucho mejor cuando entre ellas se produce una cierta «consonancia», para denominarlo con un término muy utilizado en el campo de la armonía musical.

Así que… ya se sabe…: nuestras metas, nuestras expectativas, nuestras esperanzas e ilusiones… alcanzables, con los pies bien asentados en el suelo.


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