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viernes, 12 de febrero de 2021

Analfabetismo político (y 2)

Fernando Savater escribió que en la Grecia clásica el idiota era el que se desentendía de la política, la persona que, supongo yo, también diría que no era político.

Los antiguos griegos (tipos listos y valientes por los que ya sabes que tengo especial devoción), a quien no se metía en política le llamaron idiotés; una palabra que significaba persona aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada por las pequeñeces de su casa y manipulada a fin de cuentas por todos. De ese «idiotés» griego deriva nuestro idiota actual, que no necesito explicarte lo que significa. En el libro anterior me atreví a decirte que la única obligación moral que tenemos es no ser imbéciles, con las variadas formas de imbecilidad que pueden estropearnos la vida y de las que allí hablamos. Pues resulta que el mensaje de este libro que empiezas a leer también es un poco agresivo y faltón, porque puede resumirse en tres palabras: ¡no seas idiota! […] (Savater, Fernando: Política para Amador. Barcelona: Ariel, 2018, págs. 14-15).

Y Bertolt Brecht dice en uno de sus poemas que el peor analfabeto que hay es precisamente el analfabeto político.

El analfabeto político

El peor analfabeto

es el analfabeto político.

No oye, no habla,

ni participa en los acontecimientos políticos.

No sabe que el costo de la vida,

el precio del pan, del pescado, de la harina,

del alquiler, de los zapatos o las medicinas

dependen de las decisiones políticas.

El analfabeto político

es tan burro, que se enorgullece

e hincha el pecho diciendo

que odia la política.

No sabe, el imbécil, que,

de su ignorancia política

nace la prostituta,

el menor abandonado,

y el peor de todos los bandidos,

que es el político trapacero,

granuja, corrupto y servil

de las empresas nacionales

y multinacionales.

Bertolt Brecht

Para concluir me pregunto si en realidad se puede no ser político, y la respuesta que encuentro es que es difícil o imposible no serlo, sobre todo si tenemos en cuenta la novena acepción que del término «político» nos da el diccionario de la Real Academia Española:

político, ca

9. f. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.

 

1 comentario:

  1. Bien, PEPE, con esta segunda parte de tu "analfebetismo político", quien se dé por aludido debe sonrojarse, si tiene dignidad, virtud escasísima en el momento actual y con muchos ejemplos por contar acerca de su indolente carencia. Sí, los riegos, inventores de una democracia peculiar pero que se ha ido reconstruyendo hasta topar con la corrupción más abyect, alcanzando todas las esferas del poder establecido por obra y gracia de quienes tuvieron, en su día, la sartén cogida por el mango y adecuaron nuestra Carta Magna a las necesidades propias de unos demostrados neptos ladrones. Bueno, pues esto es una filfa comparada con el nombre que definía a los friegos el "apolítico". Este salagustín, que se recrea en su ignorancia pero que jode al revés y al derecho,que interviene en los procesos políticos desde que se levanta hasta que se acuesta puesto que vive en una sociedad esrucurada políticament, merece que un día se establezca que quienes no desean ser políticos, ni quieren aprender, ni desean participar, se els aparte de procesos necesariamente políticos.Bertolt Brechles canta la plana bien cantada. UN ABRAZO, PEPE.

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