SECCIONES

viernes, 5 de septiembre de 2025

Un Festina

Yo también tengo un reloj de la marca Festina, y me ha dado un resultado excelente, porque, con solo cambiarle la pila muy de vez en cuando, a día de hoy sigue funcionado a la perfección (por lo menos para lo que yo lo utilizo, que no es otra cosa que mirar de tanto en tanto la hora), y ello desde hace ya muchos años, tantos que he perdido la cuenta: treinta, cuarenta… no sé.

¿Qué a qué viene esto? Pues resulta que he leído recientemente en un artículo de Azahara Palomeque (Público, 18-08-2025) que, unos días antes, el periódico El País había publicado una entrevista a Muñoz Molina, alguien a quien admiro mucho; pronto la busco y en su titular me encuentro:

Antonio Muñoz Molina, escritor: “Si hay una salvación posible de este mundo es recuperar la idea de escasez”. (Escuela de Periodismo UAM – EL PAÍS. Madrid, 13-08-2025).

…una declaración nada sorprendente para quienes conocemos más o menos la trayectoria, los escritos, las palabras y las ideas del novelista, que aboga por que seamos conscientes del agotamiento de los recursos planetarios, y por que atendamos a algunos de los grandes males a los que nos enfrentamos, como el desperdicio de alimentos y el consumismo, e invita  a compartir un compromiso ecologista; y todo ello dentro de un sosegado, reflexivo, inteligente, ético… sentido común, en modo alguno, ni remotamente, irracional.

Pronto, en X, comenzaron a surgir críticas en torno a que la promulgada idea de escasez saliera de la boca de un intelectual acomodado. Y lo que al principio fue un comentario discrepante se fue transformando en una tormenta de insultos, difamaciones, desprecios… avivada por un dato falso, por una mentira.

Resulta que alguien preguntó a Grok —la "inteligencia" artificial de X— qué tipo de reloj portaba el escritor en la foto que ilustraba la entrevista; la IA respondió que era un Rolex cuyo precio rondaba los 15.000 euros, y la máquina del fango fue accionada, se puso en marcha, y la fuerza de su obsceno ventilador lo embarró todo, lo llenó todo de mierda.

Pero… al final, como suele ocurrir en muchos de estos casos, se descubrió la verdad, y se supo que el reloj que portaba el escritor en la foto de la entrevista era uno corriente, de la marca Festina, valorado en 100 euros.

«¿Y qué hacemos ahora con la mierda esparcida?» me pregunto.

Muerto el burro…