«Granillo», otro vocablo, el tercero, que, junto a «piñuelo» y «pulpa», completa una tríada de productos que conocí en mis años más jóvenes, y que, con intención, junto ahora en mi memoria agrupados en el mismo lote, quizás porque de ninguno de ellos me interesó entonces saber su esencia, su procedencia, su uso.
Y este tercer nombre, tras tiempo en el olvido, ha reaparecido ante mí hace unos días cuando andaba buscando información sobre los otros dos, y me trae al recuerdo que así, «granillo», llamábamos a otra de las tantísimas mercancías (mi padre solía utilizar el nombre de «género» para la denominación de cualquier producto que compraba o vendía) que había en el comercio de mi familia en aquellos años de mi infancia, adolescencia y juventud, un género —en mi recuerdo: unos granitos muy pequeños de color oscuro— cuyo nombre, ahora, busco pero no localizo en internet.
Así que, de momento, me quedo sin saber a ciencia cierta qué eran aquellos granillos, de dónde provenían y para qué servían; aunque, ayudado por el recuerdo de su tamaño, de su aspecto, de su tacto (aun sin poder contrastar su identidad en fuente alguna fiable, ni siquiera en los vocabularios murcianos que tengo a mano), pienso que bien podrían ser las semillas de la uva; pero, ¡claro!, aun suponiendo que esto fuera cierto, sigo sin saber para qué se utilizaba; así que, de nuevo —otra suposición—, pienso que se utilizaría como alimento para animales.
Pocos días después de estas cavilaciones, me encuentro disfrutando de una cena en compañía de unos amigos, casi todos ellos mayores que yo, cuando, de pronto, se me ocurre que algunos de ellos, probablemente, puedan esclarecer mis sombras sobre el granillo. Así que, mientras los camareros nos sirven la comanda, les pregunto, y, de inmediato, se confirman mis suposiciones de unos días antes, ya que, en efecto, aquellas bolas diminutas, que llamábamos «granillo» en el pueblo tantos años atrás, eran las pepitas, las simientes de la uva, que mi padre vendía en su comercio como comida para animales, tal y como un servidor había conjeturado.