SECCIONES

viernes, 12 de diciembre de 2025

Al cero

Un amigo me envía un vídeo que ha encontrado publicado en Instagram, y lo primero que pienso cuando me llega es que tenemos que llevar mucho cuidado con los envíos y recepciones de este tipo, que debemos cerciorarnos de la veracidad de su contenido y así evitar o, al menos, dificultar al máximo, el que nos la cuelen.

En el vídeo se habla de las mujeres rapadas de la guerra civil española, tema que, de inmediato, me trae al recuerdo que aquí, en el pueblo, en los años de mi infancia, Marino, uno de los pocos guardias civiles de los que no recuerdo su imagen ni su graduación (creo que era cabo), fue famoso en los mentideros de la localidad por su inclinación —por expresarlo de forma suave— a rapar al cero el pelo de la cabeza de cualquier malhechor que lo fuese a sus ojos (recuérdese quiénes en aquellos años eran considerados tales —malhechores— por el régimen franquista y sus acólitos).

Sobre todo, era conocida en el pueblo (creo que es lo único que quedó del guardia en la memoria de muchas de las personas que vivían aquí entonces, algunas de las cuales aún viven) la obsesión de Marino con los gitanos, la inquina que mostraba hacia cualquiera de ellos que se acercase por sus dominios, que, pronto, entre el sufrimiento de otros abusos, como las purgas con aceite de ricino y las palizas, era pelado al cero por el guardia.

 

viernes, 5 de diciembre de 2025

Vida buena

Son las ocho y media de un reciente sábado por la mañana cuando salgo a dar un paseo con mi hijo Antonio; y en la conversación que mantenemos mientras caminamos, una de las cosas que me dice es que ayer tarde, cuando volvía del trabajo, en «La ventana», el programa de radio de la cadena ser, estuvo escuchando a un invitado, no sabe si colaborador habitual del espacio, un filósofo del que tampoco recuerda el nombre, que, entre otras cosas, vino a decir que no es lo mismo «la buena vida» que «la vida buena».

Pronto, padre e hijo, que de inmediato nos pusimos manos a la obra, distinguimos, separamos, enfrentamos… los matices de cada una de estas expresiones, y ya desde el principio ambos nos manifestamos claramente de acuerdo con la afirmación del filósofo.

Acabando la conversación sobre el tema, concluimos que las dos expresiones —la de «buena vida» y la de «vida buena»—, realmente, resultan antagónicas, contrarias en sus significados, distintas por lo menos, ya que la primera lleva consigo un dejarse llevar por el deseo inmediato, por la rápida satisfacción, a la ligera, de las apetencias que van surgiendo…: por el obrar hedonista, en definitiva; mientras que la segunda, la de la «vida buena», lleva consigo todo lo contrario: la contención, la reflexión, el razonamiento, la realización del deseo calculada, pensada, comedida …: para obrar bien…, concienzudamente, para hacerlo mejor. 

 

viernes, 28 de noviembre de 2025

Un irse desviviendo

Leo en la pantalla del móvil un titular que contiene una expresión que llama mucho mi atención; pronto me autoenvío el artículo completo para después, en la pantalla del ordenador, ya con más tranquilidad, poder revisitarlo y reflexionar, con sosiego e intención, sobre la parte que me interesa de su contenido

Rosa Montero: "No podemos no ver la realidad, y es que la vida es un irse desviviendo hacia la muerte"

Toledo, Mario, en «Ahora qué leo», La Sexta, 01-08-2025.

Lo que llama mi atención, concretamente, es la afirmación (me parece un logro expresivo, filológico, literario, semántico…: la veo muy original) de que «la vida es un irse desviviendo hacia la muerte», un acertado enunciado que, después, saboreo y voy desperfollando, quitándole capas poco a poco… hasta dejarlo en lo que me parece su esencia mínima:

¡La vida es un irse desviviendo hacia la muerte!

¡La vida es un irse desviviendo!

¡Vivir es desvivir!

Así que ¿¡Vivir es desvivir!?

¿No es genial?