Solo conozco unas cuantas de las muchas composiciones que sobre el
tema que tratamos, el del Dies irae, se han
realizado a lo largo de la Historia; sobre todo he escuchado las de
los grandes compositores, la mayoría de los cuales las ha incluido
en sus misas de difuntos. Algunas me resultaron, cuando las descubrí,
una auténtica sorpresa. Como ejemplos nombraré —ya lo anticipé
en Dies irae (1)— las de Cherubini,
Salieri, Mozart, Dvorak, Verdi y
Donizetti.
Y de ellas me gustaría mostrar ahora la muy famosa de Mozart
y la “marchosísima” de Verdi.
Damos el nombre de Requiem
a la Misa
de Difuntos (Missa
pro defunctis),
debido a la primera palabra de su Introito
(“Requiem aeternam dona eis Domine”: Dales, Señor, el descanso
eterno); aunque también, en el siglo XX, se ha dado ese nombre a
obras no estrictamente litúrgicas. Pues bien, una de las partes de
la Misa de Difuntos es el Dies
irae, del que ya
sabemos, por entradas anteriores, de qué va.
Con su Requiem (Misa de
Réquiem en re menor, K. 626),
de una belleza conmovedora y envuelto en una atractiva leyenda sobre
un encargo hecho por un desconocido, Mozart se despide de la
vida (se ha dicho, quizás demasiado teatralmente, que,
escribiéndolo, muere y el lápiz se le cae de las manos). Esta obra
supone el testimonio más alto de su música sacra, y en ella están
presentes el amor, la dulzura, la emoción y la piedad, por emplear
los sustantivos más utilizados por la crítica.
La interpretación que ofrecemos en Abonico del Dies
irae del Requiem de Mozart es la de la Orquesta
Filarmónica de Viena dirigida por Karl Böhm.
La segunda audición que les traigo —y que
pueden escuchar si no se han hartado ya; si están cansados, déjenla
para después— pertenece al “dramático”
—cómo iba a prescindir su autor del lenguaje operístico—
Requiem
de Verdi,
obra compuesta en memoria del escritor
italiano Alessandro
Manzoni.
Prestemos atención a su “apasionado” Dies irae, interpretado por
la misma orquesta que hemos escuchado antes, la Orquesta
Filarmónica de Viena, dirigida en
esta ocasión por Georg Solti.
Pero, como suelo aconsejar, no se conformen ustedes solo con estas
versiones; busquen, hay muchas, y algunas muy buenas: descubrirán lo
que va de unas a otras, la esencia de la interpretación. Y no se
conformen tampoco con estos pocos Dies irae, ya les he dicho
que hay muchísimos; busquen y verán qué sorpresas les aguardan.
Qué estudio más completico te ha salido, Pepe. Además de formular muy bien el tema, con el antecedente y su legado , siempre abres la resolución y dejas propuestas para un desarrollo posterior y así enriquecer el punto de partida original. Ahí va una. El Dies irae de Zbigniew Preisner que aparece en La gran belleza https://www.youtube.com/watch?v=T2UK0D59JnI; Dies irae inspirado, en la parte de órgano, en la secuencia latina original, y que forma parte de un Réquiem compuesto en homenaje a su amigo Krzysztof Kieslowski, el famoso director polaco de la trilogía Azul, Blanco y Rojo, con el que Preisner trabajó en todas sus películas.
ResponderEliminarCómo se notan, bajo el anonimato, la cinefilia y musicofilia que hay tras este comentario; gracias por él y por mostrarme un nuevo —para mí— Dies irae: ya lo he oído, aunque rápidamente; después lo escucharé con más detenimiento.
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