SECCIONES

viernes, 26 de agosto de 2022

Absurdidades y atrocidades

Estoy cenando cuando escucho decir en el telediario (no estoy mirando la pantalla, lo oigo de pasada) que han acuchillado a Salman Rushdie, el autor de Los versos satánicos, tras cuya publicación llevaba amenazado de muerte ya más de treinta años con una fatwā que pedía su asesinato.

Y entonces me acuerdo —y se la digo a mi gente— de una cita leída recientemente:

«Voltaire observó proféticamente: “Los que pueden hacerte creer absurdidades también pueden hacerte cometer atrocidades”» (Paulos, John Allen: Elogio de la irreligión. Barcelona: Tusquets, 2009, pág. 15).

 

viernes, 19 de agosto de 2022

Intolerable

Esto que sigue se planteaba Carlos Fuentes recién comenzado este siglo que corre a zancadas agigantadas en la actualidad: el xxi.

¿Es tolerable un mundo en el que las necesidades de la educación básica en las naciones en desarrollo son de nueve mil millones de dólares, y el consumo de cosméticos en los Estados Unidos también es de nueve mil millones de dólares?

¿Un mundo en el que las necesidades de agua, salud y alimentación en los países pobres podrían resolverse con una inversión inicial de trece mil millones de dólares y donde el consumo de helados en Europa es de trece mil millones de dólares?

«Es inaceptable —nos dicen, entre otros, el ex director general de la Unesco, Federico Mayor, y el director del Banco Mundial, James Wolfenson— que un mundo que gasta aproximadamente ochocientos mil millones al año en armamento no pueda encontrar el dinero —estimado en seis mil millones por año— para dar escuela a todos los niños del mundo».

Tan sólo una rebaja del uno por ciento en gastos militares en el mundo sería suficiente para sentar frente a un pizarrón a todos los niños del mundo.

Fuentes, Carlos: En esto creo. Barcelona: Seix Barral, 2002, págs. 102-103.

 

viernes, 12 de agosto de 2022

Culo de mal asiento

Quién te iba a decir a ti en tus años jóvenes que llegarían tiempos en los que entre tus mayores preocupaciones —las más agobiantes algunos días— figurarían la de tener que estudiar a fondo y llevar mucho cuidado en cómo te debes sentar y la de aplicarte algún remedio para calmar el malestar de hemorroides, fisuras anales u otras malencias en salva sea la parte. Y es que... hasta lo que menos podrías haber imaginado entonces que pudiera llegarte, con el tiempo... lo va haciendo, ¡vaya si te va llegando!

—Ahora sí que puedes decir que tienes un culo de mal asiento —me apunta con humor mi hijo Antonio cuando se lo comento.

—Sí —respondo.

—Y, además, lo puedes decir en sentido literal —añade.

Ad pedem litterae.