SECCIONES

viernes, 1 de abril de 2022

Balance

Haces un recuento mental de los eventos que consideras más sobresalientes en tu vivir hasta ahora, y los vas colocando con cuidado —algunos, con dudas— en los platillos de la balanza que imaginariamente pesa tu vida (los egipcios representaban a Anubis, un dios de aspecto canino, pesando así, con una balanza, el corazón del difunto), y, tranquilamente, sitúas en la bandeja de la izquierda lo considerado positivo, y en la de la derecha, lo valorado como negativo.

Cuando concluyes esa en realidad imposible pesada, crees estar convencido de que, en el balance final resultante, el peso de la primera bandeja supera al de la segunda, y ello de forma sustancial y tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo.

Al final del proceso de evaluación, y debido al resultado favorable a tu haber, piensas que deberías sentirte satisfecho, cuando no contento, de tu paso por el mundo, incluso orgulloso dirías, pero... entonces… ¿por qué ese andar echando cuentas de vez en cuando?, ¿por qué esos lamentos?, ¿por qué el «si volviera atrás»?…, unos porqués que, por otro lado, ahora, con el tiempo transcurrido, resultan inútiles.

 

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