Un grupo de amigos y conocidos
hablábamos no hace mucho en la terraza de un bar del pueblo sobre la muy
apreciable, aunque no sé si del todo y por todos apreciada, labor de los
abuelos de hoy para con sus hijos y nietos, y la comparábamos con la de los abuelos
de aquellos años de nuestra infancia, la de los nuestros.
Comentaba al
respecto uno de los tertulianos de aquel día, no habitual en el corro, que no
se pueden equiparar ambos casos: «no hay color», decía; y el resto de los allí
reunidos, abuelos también la mayoría, nos manifestamos (¡casi en orden!, algo
difícil, créase) de acuerdo con el ocasional ponente, quien a continuación
añadía que, por lo pronto, con suerte, los niños de antes teníamos normalmente
uno o dos de los cuatro abuelos del grupo clásico, y que, sin embargo, hoy en
día son muchos los chiquillos que tienen incluso más de cuatro, y que, además,
bastantes de estos abuelos de ahora desempeñan («desempeñamos», corrigió al
momento) labores antes impensables en los nuestros.
He reflexionado sobre ello después,
tranquilamente, y, por lo que a mí respecta, desde luego que no tiene nada que
ver la actividad desplegada conmigo por cualquiera de mis abuelos en aquellos
tiempos de mi niñez (mi abuelo materno y mi abuela paterna: los que vivían todavía
entonces) con la que, cuando tengo ocasión y puedo, desempeño
yo con mis nietas en la actualidad. He comparado en mi mente ambas labores y estoy
convencido de que esta mía es realizada de
manera mucho más consciente, y más diversa, y mucho más movida… y con estudiada
intención educativa: sí, con una pedagogía en la que entran la expresión oral, la
lectura y la escritura, la numeración, el cálculo y los problemas de
matemáticas, la canción, el relato oral, el dibujo... y casi todo de forma
lúdica, a menudo bajo el prisma del juego musical.
La verdad es —también esto hay que decirlo—
que la edad, el estado físico… la salud de mis abuelos entonces, además de su capacidad intelectual,
de su preparación y conocimientos, amén de su actitud, tampoco creo que se
parecieran mucho a los míos de ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario