Sakura es el nombre de una canción
tradicional japonesa que escuché por primera vez, hace ya mucho tiempo, en La
casa de té de la luna de agosto (traducción española del título original: The Teahouse of the August Moon), una
película estadounidense del año 1956, dirigida por Daniel Mann y protagonizada,
entre otros, por Glenn Ford, Marlon Brando y Machiko Kyō (la geisha Flor de loto, que es quien canta
la canción en la peli). Jhon Patrick escribió el guion a partir de su propia
obra de Broadway de 1953, ganadora del Premio Pulitzer de drama y del Premio
Tony. Todo basado en una novela de Vern Sneider.
En Japón, sakura significa flor de cerezo (de variados colores y distintos tonos,
entre los que destaca especialmente el rosa pálido; decorativa, ornamental, incluso
medicinal, por ejemplo como diurético), todo un símbolo para esta gente, que
considera el breve y brillante momento de la floración una metáfora de la
brevedad, fragilidad, transitoriedad de la vida. En tiempos de floración
—comienzo de la primavera—, los japoneses celebran una fiesta donde familiares y amigos se reúnen bajo
la sombra de los cerezos en flor y comparten alimentos celebrando la aparición de las flores. Tras esta
fiesta, comienza el curso académico en Japón.
Después, con el tiempo, encontré la partitura de esta exótica
melodía y desde entonces ha estado presente en mi repertorio de canciones para
el aula de educación musical; aquí les pongo una copia para quienes interese.
Al escribirla la he subido un tono respecto del ejemplo encontrado; lo he hecho
con la intención de que pueda ser tocada con flauta dulce, un instrumento —espero—
al alcance de algunos de mis lectores.
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