Llevaba unos días escuchando el twist de marras y viéndolo
bailar a mi nuera y a mi nieta —modelo e imitadora,
respectivamente— en el salón de su casa; incluso me habían
anticipado lo que iba a ser el gran acontecimiento, pero no llegué a
imaginar su alcance, su impacto, llegado el día; incluso, para que
me hiciera una idea más completa de la coreografía, me habían
mostrado una gran corchea —de unos veinticinco centímetros de
altura— que luciría la niña en el pecho, pegada a la camiseta.
¡Ay, incrédulo de mí!
Aquello fue el sursum corda.
Por cierto, y perdonen el
comentario guarro, con la expresión latina me ha venido a la cabeza,
recordando a mi amigo Molínber,
que, cuando de chiquillos, en misa, escuchábamos decir al cura la
expresión sursum
corda, respondíamos
por lo bajines con una rima fácil y grosera: “agárramela que me
engorda”.
Bueno… a lo que íbamos, a lo que fue aquello. Llegó el momento de
la verdad, el viernes pasado, y Paula se graduó —para mí,
con sobresaliente cum laude— en Educación Infantil de 0
a 3 años. ¡Ahí es na! Y en el Auditorio del pueblo hubo un
espectáculo de baile colectivo en el que participaron las escuelas
infantiles Arco Iris —la de mi nieta— e
Infanta Elena; y allí estábamos, con los baberos
pertinentes, todos: padres, tíos, abuelos… de nuestros pequeñajos,
para apreciar sus habilidades en el baile, sus destrezas, que,
entérense, quedaron fuera de toda duda: aquello fue una exhibición,
el no va más, el acabose, “la fin del mundo” como dicen por
aquí.
Paula concentrada en su pie.
Aprecien el grado de madurez
psicomotriz del grupo.
Quiero reconocer, yo que me he dedicado a la docencia durante 40
años, muchos de ellos en la labor musical, el trabajo de las
educadoras, que, también allí, en el escenario y fuera de él,
estuvieron empleándose a fondo para que el diminuto alumnado las
imitara y no decayera el ánimo entre los pequeñines. Así se hace:
la imitación como uno de los principios básicos del aprendizaje,
uno de mis lemas, como saben muchos de los que me conocen.
Ya sé que ustedes se dirán, sobre todo los mal pensados (¡bueeeno!,
solo algunos), “ya nos la ha colado otra vez, ya está aquí de
nuevo Paula, la nieta del de Abonico”. Y reconozco que
tienen razón, lo comprendo, la tienen toda, pero, ¿qué les voy a
decir?, han de entender que una de las funciones más importantes que
tengo ahora es disfrutar de mis nietas, y, ¿por qué no?,
escribirlo, para que cuando me haya ausentado para siempre de este
mundo (¡toma perífrasis!), quede constancia de ello, ¿dónde?, en
Abonico.
Aprovechemos
la entrada para engrosar nuestro conocimiento con una pizca de
cultura musical, tratando de evitar la sensación de pérdida de
tiempo en la visita al blog. Para
ello les voy a ofrecer la música utilizada en el baile ceremonial de
la graduación de Paula, la famosísima canción Let’s twist
again, que el también famosísimo Chubby Checker, el
rey del twist, lanzó al mundo en 1961 y que tantas versiones ha
conocido (el mismo Checker la cantó en alemán —Der Twist
Beginnt— y Johnny Hallyday la popularizó en francés
—Viens danser le twist— en el mismo 61. También ha
formado parte de la banda sonora de películas cuyo tiempo histórico
transcurre en los años en que se puso de moda el twist, los 60, como
la recomendable Criadas y señoras (The Help).
Chubby Checker
El twist (girar, giro, torcer, torcedura…) es
básicamente un estilo de música de baile, y así llamamos también
al baile mismo. Se hizo muy popular a principios de los años 60,
como línea musical que partía del rock and roll, y a su
popularidad contribuyó, qué duda cabe, Let's Twist Again
(Bailemos otra vez el twist), título que hace referencia al
éxito que había tenido el mismo Chubby Checker el año anterior con
The Twist.
Let's Twist Again triunfó entre los adolescentes y también
entre muchos adultos cuando salió como single en el verano de
1961 y supuso uno de los mayores éxitos del año: número uno en
Reino Unido y octavo en el Billboard pop chart de Estados
Unidos, la lista de éxitos pop de la famosa revista Billboard.
En el año 1962 recibió el Grammy a la mejor grabación de
rock and roll.
Escuchemos a Chubby Checker con esa voz característica que agudizaba
y nasalizaba cuando cantaba estos ritmos, estas canciones para
bailar, para girar y retorcerse tan provocativamente.
Pepe, yo también estuve allí y esos niños y niñas son maravillosos y con tanta energía que pasamos una tarde/noche muy emocionante y divertida.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog.
Gracias, Ángel.
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