Educación musical temprana
Cuando digo que
me he dedicado durante bastantes años a la Pedagogía Musical, suelen
preguntarme, sobre todo algunos padres jóvenes preocupados por la educación de
sus hijos, cuál es la mejor edad para el comienzo de una buena educación
musical. Mi respuesta
siempre es la misma: cuanto antes, mejor.
Los grandes pedagogos musicales
coinciden en considerar ideal el comienzo con la música a edad muy temprana. Carl Orff habla de “temprana iniciación musical” incluso para la
creatividad e improvisación. Maurice
Martenot recomienda a los padres que mezan con frecuencia a sus hijos
acompañándose del canto (nanas primero y canciones infantiles después). Otros autores
concretan más la edad: para unos debe comenzar a los dos o tres años (Émile Jacques-Dalcroze); para otros, a los tres o cuatro (Edgar Willems); incluso hay quienes llevan su comienzo ideal a antes de
nacer el educando.
Esta última es la idea que más me
gusta y, aunque parezca exagerada a primera vista, es muy razonable: fácil de
entender y de defender. Está recogida en una anécdota del pedagogo y compositor
húngaro Zoltán Kodály, quien cuenta
que tiempo atrás una mujer le preguntó cuándo debería comenzar la educación
musical del niño; él, dice, contestó a la buena señora que nueve meses antes de
nacer el bebé, pero a continuación el pedagogo añade, a sus interlocutores
actuales, que si se lo volvieran a preguntar ahora, contestaría que nueve meses antes de nacer… la madre del
bebé.
¿Qué les parece?
Si la madre —o
el padre, o, mejor, para nuestra argumentación, los dos— ha recibido una buena educación
musical, el niño nace ya en ese ambiente y será más fácil su impregnación, su
estimulación y empuje, pues sabemos que la familia es el primer círculo de
influencia para el niño, y el más importante para su educación. Y los cimientos
serán más sólidos si la familia ya está inmersa en ese ambiente que proporciona
la música. Siempre será mejor si el niño ha escuchado tocar, decentemente, un
instrumento musical; si le han cantado con cuidado, sin chillar, afinado; si ya
desde bebé ha sido movido —mecido, por ejemplo— con criterio musical; si el
buen gusto predomina en la casa y la música que se escucha es de calidad, etc.
He dicho muchas
veces que el niño aprende por imitación,
por impregnación; ahora quiero añadir
para la música otro término, otra idea de refuerzo que tomo de lo que se
predica para el mejor aprendizaje de un idioma: el niño aprende mejor por inmersión.
De cualquier forma, aunque los padres no sean músicos, ya saben, recuérdenlo: cuanto antes mejor.
De cualquier forma, aunque los padres no sean músicos, ya saben, recuérdenlo: cuanto antes mejor.
Tu firmeza en la pedagogía musical, Pepe, es tan elogiable como imprescindible en una sociedad que deriva hacia lo que siempre le resulta más fácil, más técnico, menos armonioso. Y lo siento, lo siento mucho. Leyéndo tu entusiasmo no se puede dejar de pensar en la veracidad de lo que expones. Además posees razones poderosas, fisiológica y psíquicamente, para poder expresar este sabio artículo. Cuando una mujer embarazada escucha una música con una cadencia y sonoridad agradables para el espíritu, ¿no crees que el feto, en su estado de inmersión, escucha con mayor claridad que la propia madre los acordes? Creo que sí. La música debe ser el alimento de ese pequeño espíritu que se encuentra en formación y pude incluso provocar una madurez justa, delicada y en consonancia con una sociedad de amistad y paz. Excelente, Maestro.
ResponderEliminarUn abrazo, Pepe.
Buen apunte, Antonio, sobre la mujer embarazada. Flora Davis, en La comunicación no verbal, dice que como el líquido amniótico es mejor conductor del sonido que el aire, la voz (conversaciones, cantos...) de la madre es perfectamente audible para el niño; cita esta autora a una especialista en fetología que afirma que al feto le llegan múltiples sonidos, que van desde el latido del corazón materno y su voz hasta los ruidos externos de la calle; y una curiosidad: cuando la madre bebe champán o cerveza, el feto oye como un castillo de fuegos artificiales a su alrededor.
EliminarUn abrazo.
El hijo que espera Susana Díaz , ¿qué habrá tenido que oir en campaña de su madre...? Lo siento por el niño , o sale político o santo.
ResponderEliminarYo por ahora le enseño a mi hijo el ritmo, los diferentes ritmos que se va a encontrar en la música, en la vida... Ahora quiero ver cómo enseñarle las primeras nociones de interpretación de música, de tocar un instrumento
ResponderEliminarMuy interesante la labor que Vd hace Sr Abellán. Gracias.