Disfruto
a menudo (va por temporadas; últimamente suelo hacerlo muy a menudo) tocando con
la flauta de pico —con diferentes flautas: soprano, alto, tenor o bajo— unas
pequeñas piezas musicales publicadas por primera vez en 1730 (Babioles las
tituló su autor, Monsieur Naudot), unos sencillos duetos escritos originalmente
para dos instrumentos iguales: dos flautas de pico, dos violines, dos oboes, dos
flautas traveseras…
A
mí me gusta castellanizar la palabra francesa «babiole» (cuya definición es «chose
sans importance»: literalmente «cosa sin importancia»), y decir «babiola», equiparándola en
nuestra lengua a (y elijo, de entre muchos, los términos que más me gustan): bagatela,
nadería, minucia, fruslería, chuminada…
«Nunca
es tarde si la dicha es buena», solemos decir para consolarnos del retraso en
la adquisición de algún conocimiento o en la demora de algún acontecer más o
menos importante. Y algo parecido me ha ocurrido a mí con la frase que dice:
«así se las ponían a Fernando VII», que un servidor creía que venía de cómo le servían
las mujeres al monarca decimonónico («servir: 14. tr. Obsequiar a alguien o
hacer algo en su favor, beneficio o utilidad», dice la RAE), y no hace
tanto me entero (Fayanás Escuer,
Edmundo: «Fernando VII, el felón», Público-La Tribuna.es, 10-12-2023) de
que dicha frase procede de cómo le ponían las bolas de billar, un juego que le
gustaba mucho y que practicaba con sus amigos, quienes, para hacerle la pelota
y tenerlo contento, fallaban adrede sus tiradas y le dejaban las bolas bien
colocadas (una «quedada», en el argot billarístico) para que el rey felón no
fallara y se luciera.
Leí
hace ya casi un año (Público, 09-02-2023) que Paco Pastor, uno de los
integrantes del otrora famosísimo grupo musical Fórmula V, había dicho que
«El franquismo prohibió en la radio la canción “En la fiesta de Blas” [cuyo
estribillo decía: ♫En la fiesta de Blas, en la fiesta de Blas, todo el mundo
salía con unas cuantas copas de más♫] porque pensaba que iba por Blas Piñar»,
el fundador, y entonces gran líder, del grupo ultraderechista Fuerza Nueva. Y
esto me recordó que, por aquellos años, los últimos del franquismo, una vez
—una sola vez— llegué a comprar, por simple curiosidad, Fuerza Nueva, la
revista que publicaba la asociación de Blas Piñar.
Pero
de lo que me entero ahora, consultando la Wikipedia, y me sorprende, es que
la revista siguiera saliendo a los quioscos hasta marzo de 2017, mucho
tiempo después de que desaparecieran publicaciones de la talla de Triunfo, Diario
16, Cuadernos para el diálogo… y otras muchas.
Apunté
hace ya un tiempo, leída en eldiario.es (Equipo Ciencia Crítica: «Ni son
debates ni son programas informativos: España merece más de sus televisiones», 03-09-2022),
una cita de Isaac Asimov que me gusta, una idea que, desde hace tiempo, he pensado
a menudo y a la que he dado vueltas y vueltas muchas veces: la equiparación de la
ignorancia y el conocimiento.
El anti-intelectualismo es el
culto a la ignorancia. Ha sido una constante en nuestra historia política y
cultural, promovida por la falsa idea de que la democracia consiste en que mi
ignorancia es tan válida como tu conocimiento (Isaac Asimov).
Bueno…,
¡por fin!, mi deseo, anunciado aquí la semana pasada, se ha hecho realidad. Sí,
por fin hemos podido concluir a tiempo —o casi—, incluyendo a todos los músicos
de la familia Abellán López, el ya tradicional vídeo navideño de estos
recientes años pasados.
En
esta ocasión se trata de Tres villancicos antiguos, obra instrumental
—para oboe, corno inglés o clarinete, y fagot— del francés Paul Bonneau
(1918-1995) —desconocido para mí hasta ahora—, «un director de orquesta,
compositor y arreglista francés, cuya carrera se centró principalmente en el
campo de la música ligera y el cine» (Wikipedia, 28-12-2023). Esta obra,
aunque no difícil, sí resulta un poco más compleja de interpretar que el Jingle
Bells de la semana pasada, debido a su textura contrapuntística.
En
esta ocasión, el precio de trabajar contrarreloj ha sido el de no haber podido
contar con la colaboración de algunas amigas y amigos de mis nietas —es la
primera vez que no hemos podido hacerlo—, ni con la de otros miembros de la
familia Abellán a los que queríamos tener con nosotros este año, aunque sí
hemos disfrutado, y mucho, de la impagable aportación de Juan Francisco
Cayuelas, que hizo el arreglo para flautas de pico (dedicándolo, «con todo mi
cariño a mis “viejos” amigos Pepe Abellán y Víctor Meseguer»: me dice que
porque había pensado que lo tocáramos los tres en un reciente festival de
Navidad en la iglesia de su pueblo) y que ahora nos ha regalado, como siempre
que se lo hemos pedido, su colaboración en la interpretación, su conocimiento,
su experiencia… y, algo que creo muy importante, su excelente humor para estos
eventos.
Al
final, el resultado nos ha parecido bueno, por lo que he decidido escribir
estas letras y hacer partícipes de todo a aquellas personas que se asomen a Abonico,
aprovechando la ocasión para felicitarles el año entrante.
¡FELIZ
AÑO NUEVO!
¡Ah!,
se me olvidaba: Para añadir un toque lúdico, tras los tres villancicos,
realizados uno a continuación de otro —encadenados—, tal y como están en la
partitura, hemos añadido una recopilación de tomas falsas, que hemos
superpuesto a los créditos con los que concluye la grabación.
Ya
cercana la Navidad, y tras sopesarlo detenidamente, acabo casi convencido de que
a la familia Abellán López no nos da tiempo en esta ocasión para la realización
del villancico que venimos publicando estos últimos años por estas fechas, y que
comienza a ser considerado una costumbre, tanto entre los miembros de la
familia como entre los amigos y conocidos que lo han ido recibiendo por guásap
en las tres ocasiones anteriores. El mucho trabajo de mi hijo Jose, que ha sido
el alma de la grabación hasta ahora, ha dificultado excesivamente (hasta el día
de hoy: las pasadas navidades lo publicamos una semana después) la realización
del por mí tan esperado acontecimiento músico-familiar.
Como,
según se han ido aproximando estas fechas prenavideñas, me he ido temiendo lo
que ahora comienzo a ver con bastante claridad, hace ya unos días que tomé la
decisión —por si acaso— de preparar un vídeo con la interpretación de un
villancico en la que participamos dos miembros de la familia: padre e hijo
mayor, un vídeo que quiero utilizar este año como felicitación navideña (en él no
aparecen el otro hijo y las dos nietas, presentes hasta ahora en la grabación realizada
en cada uno de los tres últimos años, junto a algunas otras personas invitadas para
cada ocasión).
La
interpretación del villancico que ofrezco hoy en Abonico —el conocidísimo
Jingle Bells— forma parte de una reciente actuación, en un festival de
Navidad, del grupo de flautas de pico BRE (Bonanza Recorder Ensemble),
del que soy un ilusionado integrante desde su fundación en los primeros meses de
este mismo año que ahora acaba.
El
BRE es un conjunto de flautas de pico cuya finalidad, además de la interpretación
decente de un amplio repertorio musical, es el disfrute de sus componentes: flautistas
de muy diversas edades y condiciones (desde tiernos estudiantes adolescentes hasta ya maduros profesores, e
incluso algunos exprofesores jubilados, entre los que se encuentra un servidor,
la persona de más edad en el consort), que, con diferentes aportes, nos
enriquecemos unos a otros.
En
esta agrupación contamos también —invitados para la ocasión muchas de las veces—
con intérpretes de otros instrumentos —percusionistas, violonchelistas,
clavecinistas…—, que complementan y dan variedad al conjunto de flautas, ampliando
su colorido tímbrico.
En
fin… espero que guste esta versión de Jingle Bells, realizada con
desenfado, incluso con humor: sin la pompa y el protocolo tan habituales en la
mayoría de este tipo de conciertos, una versión para la que los músicos del BRE
nos adornamos (solo en esta obra, como propina y final de nuestra actuación) con
unos gorros adecuados para estas fechas navideñas.
¡FELIZ
NAVIDAD!
*
Adenda:
Acabado ayer este artículo, recibo —hoy mismo, 22 de diciembre— una llamada de
mi hijo Jose, para ver si mañana por la mañana nos reunimos los miembros de la
familia que venimos interviniendo en la interpretación del villancico estos
años anteriores y, junto con un invitado especial con el que ya ha contactado
él —el gran Juan Francisco Cayuelas, director del BRE—, llevamos a cabo «la» grabación para la
felicitación navideña de este año. Me muestro de acuerdo y no le digo que ya
tengo hecho un apaño para tal finalidad.
Así
que ahora me encuentro ante un auténtico dilema: no sé si publicar hoy mismo lo
ya realizado, y dejar para la próxima semana la grabación de mañana, o esperarme
a mañana y, por la tarde, editar y publicar, si resulta satisfactoria, la grabación
matutina. ¿Y…?: pues creo que la mejor elección es la primera, por aquello de más
vale pájaro en mano… y también por aprovechar lo ya hecho. Así que la próxima
semana, si todo sale como espero, habrá nuevo vídeo musical abellanesco.