Hay
que ver cuánto te gusta contemplar —en fotos y vídeos de reportajes— esos
estudios que, normalmente pertenecientes a admirados intelectuales, aparecen llenos
de libros colocados sin orden aparente por todas partes: los más, en numerosos y
muy abarrotados estantes, aunque también, muchos, amontonados por el suelo y ocupando
sillas, mesas, mesillas…, e invadiendo armarios, cajas, cajones...
Y,
sin embargo, no te agrada, dirías que te disgusta, el no tener el tuyo propio, tu
estudio, más despejado y ordenado, y tus libros, tus partituras y tus discos suficientemente
bien colocados, bien clasificados… bien organizados.
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