Leo un
dicho popular caribeño que me parece de gran ingenio y muy adecuado para los tiempos
tan inseguros que corren; dice así: «Lo más seguro es que quién sabe» (en Ordóñez, Marcos: Una cierta edad.
Barcelona: Anagrama, 2019, pág. 7). Quizás, un huertano murciano, de mi zona
sin ir más lejos, habría dicho (a modo de sentencia y ayudándose con algún
sobreactuado gesto de manos, cabeza, mirada...): «Lo más seguro, nene… lo más
seguro… es que... ¡vaya usted a saber!».
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