SECCIONES

viernes, 17 de junio de 2016

A la séptima

Dijo hace poco el presidente de los empresarios, Juan Rosell, el bestia de turno —se turnan para sus bestiales manifestaciones—, que el trabajo fijo es cosa del siglo XIX.
El trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX”
Cuando lo leí pensé que era una trastada que los números romanos habían gastado al periodista autor del artículo, que, sin darse cuenta, había cambiado el lugar del “palote” y lo había puesto entre las dos “equis” en vez de hacerlo al final, tras la segunda; pero cuando, posteriormente, vi y escuché al propio Rosell decir tal barbaridad ante las cámaras de televisión, me di cuenta de que no era un error del periodista: era un disparate, grave, gravísimo, del empresario.
Entonces me acordé —emparejamiento lógico de personajes— de un individuo del mismo pelaje que Rosell —gremio, perdón—, que vivía aquí en el pueblo y de cuyo nombre no quiero acordarme, uno que dijo hace ya algún tiempo que al obrero había que darle agua a la séptima vez que la pidiera.
¿Qué les parece? Según los argumentos de Juan Rosell, ¿en qué siglo deberíamos situar al “melón” de nuestra localidad de cuyo nombre, ya lo he dicho, no quiero acordarme?

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