Para Toñi: un recordatorio
Muy a comienzos de los años setenta del siglo pasado, uno de los
primeros discos que regalé a mi mujer (entonces no lo era todavía;
ni siquiera, creo, era mi novia: salíamos) fue uno de “Los
Criden” (perdonen la licencia: realmente eran Creedence
Clearwater Revival, grupo musical conocido
como Creedence o
por CCR,
sus iniciales). El disco —de
vinilo, recuerden la fecha— terminó inservible, ondulado por una
excesiva exposición en la bandeja trasera del coche a un inclemente
tórrido sol veraniego; una verdadera pena, pues quedó como una
montaña rusa que provocaba saltos en el brazo del plato giradiscos,
con los consiguientes fallos y alteraciones en la audición. Si no me
engaña la memoria, esta era la carátula:
Creedence Clearwater Revival
fue un grupo de rock estadounidense, de la costa oeste, muy popular
por esos años —finales de los sesenta y primeros setenta—,
formado por cuatro californianos, dos de ellos hermanos, y liderado
por el guitarrista, cantante y compositor John
Fogerty, uno de los hermanos, que,
sin ambiciones de visionario o virtuoso, retomó el ritmo de las
contagiosas melodías de los discos de baile sureños (Sonido del
Sur). Los Creedence
supieron combinar distintos géneros, como el rhythm
and
blues,
el country,
el gospel
y el rock and roll,
por, y con sus triunfos (nueve éxitos entre los diez primeros de
1969 a 1971) consiguieron encarnar la esencia de lo que siempre había
hecho únicos a los discos sureños.
Uno de los muchos grandes éxitos del grupo fue
Proud Mary (conocida
también como Rolling on the
River), una de sus canciones más
versionadas; escrita por Fogerty
—que toca la guitarra principal y canta la primera voz—, fue la
primera grabada por el grupo en un álbum de 1969, Bayou
Country, que
pronto se convirtió en el primer gran éxito de los CCR.
Otras de mi gusto: Suzie Q.,
Bad moon rising,
Cotton fields,
Down on the corner,
Hey tonight...
Además de la original, entre las versiones que he escuchado, quiero
destacar, por impresionante, por explosiva, la de Tina Turner,
en 1971, junto a su marido, Ike
Turner (un maltratador violento,
según la propia cantante), que toca el bajo eléctrico y aporta una
enriquecedora voz grave a la interpretación. Aquí la tienen:
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