SECCIONES

viernes, 6 de octubre de 2023

De la Pifania

Hace ya un tiempo —bastante— que lo vengo pensando, pero hasta ahora, que me ha sido confirmado por un amigo, no me he decidido a dejarlo plasmado por escrito.

Conozco, aunque solo medianamente bien, a Paco, del que, además de que me parece buena persona, poco más puedo decir: que ha trabajado de albañil, que vive cerca de mi casa y que desde hace unos años veo a menudo por la calle y cruzamos algunas palabras, pues ambos, él y yo, que somos de la misma edad aproximadamente, andamos ya jubilados, libres del obligado trabajo diario que, hasta no hace tanto, nos solía mantener separados el uno del otro, en nuestros respectivos quehaceres.

A Paco se le conoce en el pueblo —lo recuerdo así desde que era un chiquillo— como «el Paco ‘la Pifania’», así, como está escrito, sin la preposición «de» después de «Paco» (aquí es frecuente referirse a la gente por su nombre seguido de un mote propio o del nombre o mote de su padre, de su madre… de la familia: Pepe 'de la Amelia' —que queda como «Pepe l’Amelia»—, Pepito '[d]el Rosendo', Antoñín ‘el brujo’, Ángel ‘el moniato’, Joaquinico '[d]el chepao'…).

Y yo, que, ya digo, conozco solo ligeramente a Paco desde que ambos éramos unos chiquillos, vengo tiempo dándole a la cabeza y concluyendo —una suposición— que su madre debió de llamarse Epifanía, no Pifania; pero ha sido ahora, como he dicho al principio, hace muy poco, cuando un amigo me ha confirmado que sí, que realmente ese era el nombre de la buena mujer: Epifanía.

Así que, en efecto, como yo pensaba, «el Paco ‘la Pifania’» es, en realidad, «el Paco de la Epifanía». Y es que los murcianos somos tan ahorrativos, tan prácticos en nuestras hablas, que convertimos con suma facilidad una palabra de cinco sílabas —«E-pi-fa-ní-a»— en una de tres —«Pi-fa-nia»—, y nos quedamos tan panchos.

 

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