A lo largo de lo que ya va siendo una larga vida (durante mi infancia pero sobre todo en mi juventud y mis años de adulto) he escuchado muchas veces decir (a alguien que generalmente me ha parecido persona de ideas conservadoras o muy conservadoras, a alguien claramente de derechas) que él (normalmente ha sido un hombre) no es político, que de política no entiende ni quiere entender, que, precisamente por eso, no es de derechas ni de izquierdas, que la política… para los políticos, que son los que viven de ella, que…; sí, lo he escuchado y aún lo sigo escuchando, con más frecuencia de lo que pudiera pensarse. A continuación, ese alguien me ha dejado claro (aunque no quieras, te lo suelta) lo mal que opina de «la situación actual» (es raro que no salga a relucir que antes esto no pasaba, y te aclara que ese «antes» era con «el tío Paco»), por lo que al final de la conversación me he quedado pensando: «¡Vaya, conque ni de izquierdas ni de derechas!».
Franco lo dejó dicho, según he leído, en una frase que resume un cínico consejo suyo al escritor José María Pemán: «Haga usted como yo, que no me meto en política». Y cada vez que me acuerdo de esta frase, me viene a la mente lo que, cuando gobernaba el que fue «Caudillo» por la gracia de Dios, le pasaba a quien, siendo «desafecto» al régimen, se metía en política y caía en manos de los secuaces del hipócrita dictador que decía que no se metía en política.
Todo esto ha surgido en mi mente tras la lectura de «Cuando le oyes a uno decir: “Yo no soy ni de izquierdas ni de derechas”, ¿qué te sugiere?», un artículo publicado en eldiario.es por Patricio Peñalver, que lo ha compuesto con las respuestas obtenidas de sus seguidores en féisbuc a la pregunta que titula el artículo publicado. El escrito comienza así:
Durante el franquismo algunas barberías tenían colocados en sus paredes el cartel de se prohíbe hablar de política y en algunos bares, otros, de se prohíbe cantar. Aunque propiamente solo existía oficialmente una política, la del régimen. Así que ya estabas advertido, las paredes escuchaban y si dabas el cante te advertían de que podías pasar un tiempo a la sombra. No había debate de si los políticos o procuradores en Cortes eran buenos o malos, se presuponían que eran lo mejor de cada casa. No se hacía política.
Y concluye citando a uno de mis poetas favoritos, si no el favorito absoluto:
«[…] Lo que sí intuyo es que la política es una cosa seria y como diría don Antonio Machado: «Haced política, porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y probablemente contra vosotros».
Continuará.
Así es, PEPE, los "apolíticos", en general denostan siempre lo que alcanzan ellos mismos gracias a la izquierda política. Quienes se han buscado las habicuelas mintiendo para que un amigo potentado le firmase las jornadas no trabajadas para las cotizaciones, no realizadas y conseguir una pensión, no recuerdan que este tejemaneje de los poderosos les ha motivado para ser comprados como esclavos votantes de quoenes solo les han denostado y esclavizado. Cuando las mejoras, de mano de la izquierda, se han producido con claridad y justicia nunca han tenido los redaños de decirlo, no, ni mucho menos se requiere el agradecimiento, Lo que es justo se debe disfrutar como tal y nunca agradecer nada a nadie pues debido a tu trabajo y al engrandecimiento de ese País, tan mío como de estos saltaciecas, degradado por la sumisión y el escarnio al que, tras ser sometidos a él, todavía solicitaban ser más serviles.
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