Para el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, un refrán es un dicho agudo y sentencioso de uso común. Y tener muchos refranes, o tener refranes para todo, significa (también para el DRAE) hallar salidas o pretextos para cualquier cosa.
Y de eso se
trata, de que mucha gente tiene respuestas para todo echando mano del refranero.
Y me llama la atención esa versatilidad en el uso de los refranes,
esos contentaatodoelmundo que
cualquier mendrugo maneja sentenciosamente
con la convicción de estar siempre en posesión de la verdad de las verdades,
cual si se tratara de la reflexión científica o filosófica más profunda jamás
escuchada, por más que sea una obviedad, una perogrullada. Y así escuchamos a ciertos
individuos, dándose aires de sabios, usar una u otra sentencia según la conveniencia
del momento.
- A quien madruga, Dios le ayuda, dice el fulano, circunspecto, aplicándolo al caso de quien toma tiempo anticipadamente para hacer algo.
- E igualmente la misma persona aplica para el caso contrario otra fórmula infalible que contradice la anterior: No por mucho madrugar amanece más temprano.
A mí, sin embargo, me gusta jugar con las diversas
posibilidades que ofrecen las combinaciones de los distintos refranes. Es un
ejercicio divertido, a veces disparatado, siempre creativo, e incluso a menudo
me parece más interesante el resultado que sale al mezclarlos que el original
de donde parten. Esto último ocurre claramente en el caso del cruce de las dos
sentencias anteriores; fíjense en las combinaciones resultantes y díganme si no
les parecen más acertadas que las propuestas originales:
- A quien madruga le amanece más temprano.
- No por mucho madrugar Dios te ayuda.
RESUMEN PEDAGÓGICO
Y dando una vuelta más de tuerca, siempre en el terreno
lúdico, encontramos una fórmula que tuvo mucho éxito en mis años jóvenes y,
esta sí, terminó imponiéndose al refrán original en determinados ambientes festivos:
No por mucho tempranar amanece más madruga
Muy bueno, Pepe. Estar continuamente sentenciando y, como bien dices, contradiciéndose, es un mal que todavía existe en muchos pueblos que recuerdan los refranes. Porque... pongamos los pies en la tierra, solo recuerdan los refranes los abuelos, que aprenden sus nietos cuando aquellos los recitan como una cantinela irremediable. Ese juego de palabras que has inventado me parece tan interesante para agudizar el ingenio que sería importante hablar un rato de este tema con el refranero completo de referencia. Excelente, Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso haremos, Antonio, cuando nos veamos: hablaremos y disparataremos sobre refranes mezclados.
ResponderEliminarUn abrazo.