Cuando era niño
yo quería ser mayor para peinarme para atrás y para llevar correa, pues a los niños de mi época nos peinaban con raya en el lado izquierdo y los pantalones
los llevábamos sujetos con tirantes; con peto y tirantes. Sin embargo, la pregunta
que se me hacía constantemente —siempre con guasa— sobre mis aspiraciones para
cuando fuera mayor iba por otro camino:
—Tú, cuando seas
mayor, ¿quieres ser un hombre de provecho
o recoger moñigos?
¡Cuántas veces,
en mi infancia, me hicieron esta pregunta!
Y yo,
evidentemente, sabía lo que tenía que contestar: un hombre de provecho.
Aunque no terminaba
de entender qué quería decir un hombre de
provecho, intuía, por comparación con la segunda de las opciones, que era
algo bueno o… menos malo. Buen provecho
también era la expresión que se decía a alguien que estaba comiendo y a algo de
eso me sonaba a mí un hombre de provecho.
Por otro lado, lo de recoger moñigos lo asociaba a la pobre gente
que, entonces, con un capazo en la mano, se dedicaba a recoger los boñigos que burros,
mulas y caballos (numerosos en la época) dejaban sembrados por las calles.
Bien… pues todo
esto me viene a la cabeza cuando leo Zagalico
a por istiércol, una poesía de
Vicente Medina que trata, entre otros, del asunto de la recogida del estiércol por
los niños de su época. Cuando se llenaba el hoyo donde se almacenaba, se vendía
y otra vez a empezar de nuevo.
Y siempre el
mismo recuerdo: tú, cuando seas mayor…
***
Zagalico a por istiércol
Compadéscase al que sea,
si
no tiene más remedio,
ya
ayudarse, que mandar
a
sus hijos por istiércol.
Al
verme en la terea echar los bofes,
suelen decirme:
«¡A trebajar te matas!»
Y es el caso que
no tengo avaricia:
Si fuera por mí
solo, a mí me basta
un sayo remendao,
pero limpio,
y un bocao de pan
y un trago d'agua.
Tengo
ambición, es cierto, pero no es como aquella
que en naïca
repara.
La ambición que
yo tengo no es por mandar en otros
ni por tirar en
rumbos y jaranas
aquello de que
tantos
pobres sufren la
falta...
Lo que ambiciono
yo ës algo de que muchos
ricos escasos
andan:
es el caudal de
entendimiento claro
y
facultades altas
pa salir de la
más triste pobreza,
que es la de
sucumbir en la ignorancia...
Y
tampoco es por mí, pues ya no tié remedio
mi
desgracia:
Mi padre
fué más pobre que yo, y su pobreza
de la más mala,
pues pensó en
agenciar, sin ver el daño
que nos
causaba,
y, en
lugar de mandarnos a la escuela,
a mí y a mis
hermanos nos echaba,
ca uno con su
capazo, a por istiércol,
que valía
seis reales una carga...
En ves de la
cartera pa los libros,
el capacico a la
espalda...
Ya lleno el
capacico,
vuelta a la casa,
dobläos
por la carga...
Vaciar el
capacico
y volver
a salir ¡hala que hala!
Con
el capazo a cuestas, recogiendo moñigos,
la vida, a mis
hermanos y a mí, se nos pasaba
junticos
recorriendo
los caminos
reales, desde el alba,
pasando
rechicheros,
fríos y nubes
malas
y
ventoleras
que nos
cegaban...
Teníamos
que ir juntos porque había peleas
por pillar
moñigueros, Y de ello resultaba,
(pues es ley de
la vida), que era siempre el más fuerte
quien, con razón
o sin razón, ganaba...
Como
el ir y venir con los capazos
nunca paraba,
nuestro corral se
hundía con el montón d'istiércol
que salía por
cima de las tapias.
Hubo ves que
vinieron a comprarlo
y los burros con
sárrias
se llevaron no
menos
de cien cargas...
Éramos casi
ricos,
pero como a otros
ricos nos pasaba:
¡con el montón
d'istiércol, que eran nuestros posibles,
nuestro atraso y
torpeza s'igualaban!
Ni yo
ni mis hermanos fuimos nunca a la escuela:
¡qué más
desgracia!
Ni de letra ni
pluma ni de cuentas
sabíamos,
siquiera, una palabra...
*
Así
yo me crié... Por eso, desde cuando
de mi escasés de
luces colijo mi desgracia,
es mi afán que
mis hijos no falten a la escuela
y es mi ambición
el darles enseñanza...
Así
yo me crié... Y, trebajando,
me verás, por lo
mesmo, echar el alma,
¡en tal de que
mis hijos
por istiércol no
vayan!
Vicente Medina
Enhorabuena por decidirte a iniciar este blog. Lo seguiré con mucho interés. Fuiste el tío que cuando era niño, en lugar de un juguete, siempre tuviste un libro preparado para mi. Eso me ayudó mucho a de mayor no tener que recoger moñigos, además de disfrutar para siempre de la lectura. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Antonio. Yo sabía que la lectura daría buenos resultados. A la vista está: eres una persona sensible, culta y tienes un trabajo extraordinario.
Eliminar¡Enhorabuena por el blog Pepe!¡Desde luego que te seguiré!¡Yo de mayor...siempre dije que quería ser maestra de música y tú has sido la persona que me has ayudado a conseguirlo con tus clases magistrales y tus consejos personales. Aunque estoy trabajando en Almería, los niños en mi colegio ya conocen el nombre de Pepe Abellán y a veces me preguntan los más pequeños: maestra, ¿Abellán es igual de famoso que Mozart o Beethoven? Y yo les contesto...igual, igual.Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, María, sé que lo dices de verdad: has logrado emocionarme.
EliminarBienvenido al mundo de los blogueros, te he hecho un enlace en el mío, con tu permiso. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Mariano, por la bienvenida y por el enlace en tu blog. Yo también quiero poner en ABONICO los sitios que me gustan, entre los que, desde luego, está DESDE EL ASILO; a ver si aprendo y lo hago pronto.
EliminarUn abrazo.