SECCIONES

sábado, 26 de abril de 2025

De riesgo

Una mañana de hace unos días, acabando ya el recorrido de mi autoimpuesta andadura diaria, paso cerca de la terraza de un bar en la que veo a mi amigo M., sentado a una mesa, sin compañía alguna y con una botella de cerveza en la mano. Como me extraña encontrármelo ahí a esa hora —la de su andadura también diaria— y, además, en solitario, me acerco a saludarlo y a preguntar.

M. y yo nos vemos de vez en cuando en nuestro cotidiano caminar cardiosaludable y aprovechamos para cruzar algunas palabras antes de continuar con nuestros respectivos caminos.

Así que le pregunto que qué ocurre, que por qué no está haciendo su caminata habitual; me responde que lleva ya unos días en dique seco, que padece una dolorosa lumbalgia y que, como no puede salir a andar, ha pensado en darse un paseo despacioso —«algo es algo», añade—, con sumo cuidado, hasta el lugar donde me lo he encontrado.

Continuamos hablando de sus dolencias, y aprovecho para contarle que yo también he padecido unos cuantos episodios de lumbalgia, muy fuertes algunos de ellos, y que, concretamente, el último fue debido a un movimiento de lo más común —utilizo la palabra «tonto» para calificarlo—, pues me sobrevino en mi dormitorio, cuando, haciendo la cama, extendía la manta sobre la misma.

Es entonces cuando M. me confiesa que está seguro de que la causa de la suya ha sido también un movimiento tonto, «aún más tonto que el tuyo» (me dice, en broma, retador, levantando el índice de su mano derecha: un gesto típico en él): una mala limpieza de culo —mala por sus consecuencias, me aclara—, en la que, por lo visto, algo no funcionó como de costumbre, como debía: algún movimiento, alguna postura, algún músculo…

Y, pronto, ambos, al alimón, acordamos calificar dicha acción —la de limpiarse el culo— como potencialmente peligrosa, como una operación «de riesgo», y ello a sabiendas de que es una tontería, si se piensa detenidamente en la frecuencia con que se efectúa, en los pocos esfuerzos que necesita su realización y en los movimientos habituales —flexiones, torsiones, giros…— que intervienen en tan cotidiana operación, pero… etiquetada queda.

 

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