Es
como el que, siendo muy comilón y teniendo mucha hambre, se encuentra ante una enorme
mesa bien repleta de apetitosos manjares de todo tipo, pero es consciente de
que dispone de un margen reducido, de un tiempo limitado para comer. Tiene unas
enormes ganas, pero sabe que no puede con todo, y prefiere, en vez
de saciarse insistiendo mucho en las viandas que conoce de antemano y que le parecen muy
buenas, arriesgarse e ir probando un poco de cada plato para saborear así la
máxima variedad de las mismas, aunque teniendo en cuenta lo que más le gusta,
el hambre que tiene y el tiempo cada vez menor de que dispone. Y, eso sí, si
alguno de los diversos platos de este gran menú degustación le gusta sobremanera,
se entretiene, se recrea y profundiza más en él.
Bien, pues traslada esto ahora a lo que te queda por leer, a lo que te gustaría hacer al respecto, a la lectura que tienes por delante en tu cada vez más menguado resto de vida.
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