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viernes, 18 de noviembre de 2022

Mejoría y peoría

Visto lo visto, llegado ya a un punto de no retorno (bien mirado, en la vida, todos los puntos son de no retorno), ante la imposibilidad de un convincente restablecimiento físico y psíquico, dices que ya no pretendes una firme mejoría, que te conformarías con no aumentar mucho tu peoría. Tampoco te aferras a la idea —¡qué más quisieras!— de quedarte como estás, algo también físicamente imposible; así que sueles decir que simplemente te conformarías con frenar en lo posible la caída, con disminuir su velocidad, con desacelerar el deterioro… En definitiva, te darías con un canto si pudieras rebajar el tamaño de los escalones de ese inevitable descenso a lo tan temido, que no debería serlo tanto.

Llegado el caso, cuando te pregunten ¿qué tal te encuentras?, te gustaría poder contestar, sin faltar mucho a la verdad, con un verso de Karmelo C. Iribarren tomado de su Poesía completa (Visor, pág. 66): Me encuentro «Moderadamente en paz».

 

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