El sábado pasado vino a verme Encarni (hace poco, excelente
alumna —es maestra, creo que de las buenas, de Educación
Musical— y ahora, amiga). Aunque es de Almería, últimamente
ha trabajado aquí en Murcia: cosas de las oposiciones. Encarni vino
a despedirse antes de volver a su tierra una vez finalizado el curso
escolar. Nos tomamos unas cervezas, hablamos, nos reímos, y me hizo
un magnífico regalo —si siguen leyendo y escuchan al final, lo
entenderán—: el disco ALLELUIA Motetes
de Vivaldi, Händel, Porpora y Mozart (Decca, 2013),
en interpretación de la soprano Julia Lezhneva, acompañada
por Il Giardino Armonico, bajo la dirección de Giovanni
Antonini. Gracias, Encarni, imposible elegir mejor.
La verdad es que salgo poco para asistir a conciertos, tan poco como
al cine. Sé lo que me pierdo: que si la actuación en directo, que
si el contacto con conocidos y amigos, que si, ya que sales, la
cervecita o la cena…; pero, en cambio, disfruto todos los días,
sin salir de casa, de la música y del cine, ¡vale!, sin las
ventajas del directo pero también sin sus inconvenientes, sin sus
molestias.
En 2014 (lo había anunciado con antelación en
Abonico,
algunos lo recordarán: En
mayo, concierto)
salí a disfrutar de Il Giardiono Armónico y Julia Lezhneva.
Después del concierto me quedé con ganas de escribir, aquí en el
blog, un comentario sobre lo impresionado que había quedado con la
interpretación, tanto de la orquesta, algo que me esperaba por
conocida, como de la soprano rusa, que no conocía y me dejó
encantado, literalmente.
Pasado el tiempo —¡cuántas
veces lo habré dicho!— me arrepentí de no haber comprado el disco
que la Lezhneva, tras el concierto, firmaba y dedicaba; pero es que
las entradas —tres— me habían costado más de 100 euros y esa
noche todavía quedaban unas cervezas por tomar, para celebrarlo.
Y ahora viene Encarni, que,
dice, me había oído hablar sobre esto, y
me trae precisamente ese CD,
que, sépanlo ustedes, conservaré con más cariño que si me lo
hubiese dedicado la famosa soprano.
De propina nos obsequiaron Il Giardino y Lezhneva con varias
“golosinas”, entre ellas, un aleluya, que, posteriormente, traté
de encontrar; buscándolo, me encontré con el “Alleluya”
del Exsultate, jubílate de Mozart —con los
mismos intérpretes—, que me ha hecho olvidar, o dejar para otra
ocasión, el que buscaba.
Para el “primo uomo” de
mi ópera he compuesto un motete, que será cantado mañana en los
Teatinos, le dice
Wolfgang Amadeus Mozart a su hermana, en una carta fechada el 16 de
enero de 1773.
Ese motete es Exsultate, jubílate, K 165, una alegre
cantata para solo y orquesta (como un concierto vocal pero con voz en
lugar de instrumento solista), escrito por Mozart — 17 años—
durante la composición de la ópera Lucio Sila, K 135
(en la cita anteror: “mi ópera”), en Milán a fines de 1772 y
comienzos de 1773. Lo compuso a ratos, en momentos de descanso, y se
trata de una pequeña obra escrita expresamente para su “primo
uomo”, el castrado Venanzio Rauzzini, uno de los cantantes
de Lucio Sila, al que admira y considera una “voz de
ángel”. El motete consta de dos arias con un recitativo entre
ambas y termina con el célebre “Aleluya”, la audición
que traigo hoy a Abonico.
“(…) los grandes
virtuosos castrados solían, en tiempo de cuaresma, recibir homenajes
de este género por parte de sus compositores predilectos, homenajes
ad personam
que ellos podían emplear después en sus conciertos espirituales, a
los que asistía la crema de la sociedad” (Giovanni
Carli Ballola y
Roberto Parenti,
tomado de Amedeo Poggi y Edgar Vallora, en Mozart.
Repertorio completo,
Cátedra).
Ya he dicho que sabía desde hace mucho tiempo de la calidad altísima
de la agrupación Il Giardino Armonico, así como de la maestría de
su director, Giovanni Antonini, de quien también conocía su
categoría como flautista de pico. Pero jamás había escuchado a
Julia Lezhneva; y, bien…, lo que se dice sobre la soprano rusa,
todo elogioso, me parece totalmente acertado: se ha resaltado en ella
la “pureza de su voz”, su “técnica perfecta”, ha sido
calificada de “voz angelical”, y fue descrita por Kiri Te
Kanawa como “uno de esos talentos extraordinarios que aparecen
excepcionalmente”.
Bien… pues ahora compruébenlo ustedes: el “Alleluia” del
Exultate jubilate de Mozart.
Mozart: Exsultate,
jubilate,
“Alleluia”
Lezhneva,
Il Giardino Armonico, Antonini
Querido maestro:
ResponderEliminarMe alegro que te gustara el regalo, tú te mereces que te hubiera llevado a la propia Lezhneva, pero eso era algo más complicado. Con este detalle sólo quería agradecerte tu entrega y dedicación. Y sobre todo algo muy importante, y es que aunque no nos veamos muy a menudo, yo sé que estás ahí, siempre. Tú y tu familia sois encantadores. Un abrazo maestro, nos vemos a la vuelta del cole en septiembre.