Ahora viene la pregunta del millón ¿Qué relación hay entre el nombre del blog y su contenido? ¿Qué motivo hay para que el blog tome Abonico por nombre?
La relación nombre-contenido tiene que ver con el
carácter del autor, pues… desde luego… el blog —como el autor— pretende decir
las cosas abonico; incluso las que ve o ha visto negativas —grises, oscuras,
incluso negras— quiere expresarlas de manera cuidadosa, poco ofensiva,
utilizando, a veces, la ironía y también el sarcasmo para añadir un poco de
acidez pero también de humor; decirlas, sí, pero sin levantar ampollas, sin
hacer sangre, molestando poco: dulcemente, con un mínimo de encabronamiento contenido (a pesar de los
tiempos que corren, de los que han corrido y de los que correrán).
¿Eso quiere decir que Abonico no dice crudamente lo que piensa?
¡¿Crudamente?! ¡faltan güevos!, como se dice coloquialmente en algunas ocasiones,
desatando acciones inverosímiles dignas de una auténtica antología del
disparate. Lo hará pasándolo por el filtro de la reflexión suavizante, lo
limará, lo lijará, lo disfrazará si lo cree oportuno y… lo dirá; sí, al final
dirá lo que “quiera” decir. Y lo que no “quiera” decir —porque sea muy fuerte,
o se trate de una persona u organización queridas, o… temidas, o… qué sé yo—,
lo endulzará o, casi seguro, se lo callará, para decirlo, si se tercia,
verbalmente, en círculos más coloquiales y seguros: verba volant scripta manent (en castizo: las palabras se las lleva el viento).
Por ahora; después… ya veremos.
¿Miedo? ¿Cobardía? Yo prefiero llamarlo prudencia.
¡Ah!, y siendo muy consciente de la certeza que encierra este “chiste” de El Roto”:
¡Ah!, y siendo muy consciente de la certeza que encierra este “chiste” de El Roto”:
El Roto - 22-12-2014 - El País
Nunca es adecuado exponer cualquier opinión sin contrastarla, estudiarla y, por supuesto, exponerla con veracidad y libertad. Pero estas palabras, verdad y libertad, se pisotea de forma implacable bajo la influencia de los grupos de poder, sean quienes fuesen. Creo, Pepe, que se puede escribir lo que se piense sin necesidad de ofender, como sí lo hacen con reiteración otras personas. El buen relato siempre está escrito por personas comprensivas, esforzadas y trabajadoras del pensamiento y las letras, para conciudadanos o foráneos, que leen con interés y comprensión verbal, los mensajes que el autor ha expuesto en su escrito. La descalificación burda, gratuita y basada en consignas, la dejaremos para quienes siempre tratan de defender la insidia, la mentira y la obviedad oculta, para aquellos que se consideran elegidos y hablan o escriben para personas que valoran como inanes seres de tercera categoría. Pero, a la vez, considero que no es necesario el disfraz. Sólo con una pizca de mordacidad y total verdad incontrovertible se puede decir descarnadamente sin ofender: es la verdad y punto. Nunca me han gustado los disfraces, sí las figuras de dicción y, ante todo la verdad en libertad.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Pepe.