En el trabajo docente, y concretamente en lo referente al cancionero, muchas veces me he visto atraído por lo exótico antes que por lo nuestro; por ejemplo, con la
llegada de la navidad, prefería villancicos de otros países (frecuentemente, sudamericanos:
Argentina, Bolivia, México…) antes que el famoso Pero mira cómo beben, y
no era por menosprecio de los locales, sino por considerarlos muy oídos y
resabidos.
El tema de hoy, Duerme,
negrito, es una canción que llamó mi atención desde que la conocí; se
trata de una nana con la que me ocurre lo mismo que con los villancicos: la
prefiero por distinta, lejana, curiosa, original.
Cuenta Atahualpa Yupanqui que Duerme,
negrito es una vieja canción
tradicional que escuchó cantar a una mujer de color en la frontera de
Venezuela-Colombia; Atahualpa la aprendió, le encantó y la caminó por el mundo.
La letra habla
de una mujer negra que tiene que ir a trabajar a los cafetales y deja su niño
para que lo cuide una vecina. Y esta le dice al niño, cantándole, para que se
duerma, que su madre está trabajando y que le traerá muchas cosas —comida,
sobre todo— que, en la vida real, desde luego, es imposible que le consiga dada
su situación. También le dice que si no se duerme vendrá el diablo blanco y…
¡zas!..., mejor lo escuchan.
Como suele
ocurrir, estas obras se popularizan y se extienden, se divulgan, en versiones
variadas; de Duerme, negrito
encontramos muchas: la del propio Atahualpa
Yupanqui, las de Víctor Jara, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Quilapayún…
y la que más me gusta, la de Mercedes
Sosa (la gran folklorista que nos dejó en 2009), que es la que hoy ofrezco
en Abonico; la disfruté en su momento
con mis alumnos y espero que guste a los visitantes del blog.
Y aquí, la
letra:
(Según la versión de Mercedes Sosa)
Duerme, duerme, negrito,
que tu mama está en el campo, negrito.
Duerme, duerme, mobila,
que tu mama está en el campo, mobila.
Te va traer codornices para ti.
Te va a traer rica fruta para ti.
Te va a traer carne de cerdo para ti.
Te va a traer muchas cosas para ti.
Y si negro no se duerme,
viene el diablo blanco
y ¡zas! le come la patita,
chicapumba, chicapumba, apumba, chicapum.
Duerme, duerme, negrito,
que tu mama está en el campo, negrito.
Trabajando,
trabajando duramente, trabajando, sí,
trabajando y va de luto, trabajando, sí,
trabajando y no le pagan, trabajando, sí,
trabajando y va tosiendo, trabajando, sí.
Pal negrito, chiquitito,
pal negrito, sí
trabajando, sí, trabajando, sí.
Duerme, duerme, negrito,
que tu mama está en el campo, negrito,
que tu mama está en el campo, negrito,
negrito, negrito.
Tanto Mercedes como Atahualpa han cantado esta nana con la delicadeza que les caracteriza en su interna rebelión ante la injusticia de quien se lleva pero no da nada. Sin embargo, Pepe, creo que la vos de Mercedes es más suave, menos desgarrada y el niño puede dormir mejor, lo único que hará ese día porque su mamá, es posible, que no pueda traer a casa nada más que un plátano escondido bajo su pollera. La letra posee la "alegría" que para nosotros suponen los "pájaros bebiendo". La diferencia es que los pájaros algo comen, el negrito tiene su destino marcado: la esclavitud de los poderosos.
ResponderEliminarUn abrazo, Pepe.
Sí, Antonio, ¡cuánta razón tienes!, “el negrito tiene su destino marcado”, como tantos millones de “inhabitantes” de este planeta.
EliminarUn abrazo.