Cuenta Antonio Martínez Sarrión, en Jazz y días de
lluvia, que Frank Sinatra, con ocasión de una entrevista, y muerto ya Nat
King Cole, contestó al periodista: “Mire usted, cantar, lo que yo entiendo por
cantar, solo lo hacía Nat Cole”.
En mi casa había un
picú. Entonces, como dice Antonio Burgos, “casi nadie tenía tocadiscos.
Teníamos picú, que se escribía pick-up”. Mi picú era una cosa así:
Arrí veder chirroma (sí, para mí, tres palabras; fíjense en cómo lo canta Nat King Cole). Esto es lo que oía yo cuando era niño —oía, escuchaba y, aunque prestara mucha atención, no comprendía— cada vez que poníamos en el picú la famosa canción italiana Arrivederci, Roma, en la, ahora lo sé, maravillosa versión de Nat King Cole. En la carátula del disco de 45 revoluciones ponía “Nat King Cole canta en español”, pero yo no lograba entender qué diablos quería decir Arrí-veder-chirroma.
Con el tiempo, supongo
que bastante tarde, no recuerdo cuándo, me di cuenta que el título estaba en
italiano y caí en lo que significaba. Es una canción italiana de 1955, que aparece
en la película Arrivederci, Roma, de Roy
Rowland, donde la canta Mario Lanza. La música es de Renato Rascel —otro de sus
cantantes famosos— y la letra, de Pietro Garinei y Sandro Giovannini
Para quienes tengan
interés, nombraré, entre los muchísimos intérpretes, más o menos conocidos, además
de los ya mencionados, a los cantantes Claudio Villa, Franco Corelli, Carlo
Buti, Dean Martin, Vic Damone, Connie Francis, Nilla Pizzi, Lys Assia y Perry
Como; también, a los pianistas Carmen Cavallaro —el Poeta del Piano— y Richard
Clayderman; y orquestas como la de James Last, la de Franck Pourcel, la de Pérez
Prado —el Rey del Mambo—, la de Xavier Cugat, la Mantovani y la Filarmónica de
Londres. Si les apetece, olisqueen por Youtube y podrán apreciar la variedad y
la calidad de estas versiones.
Bueno… ya, aquí tienen la versión del gran Nat King Cole, acompañada de una presentación de fotografías de Roma, la Ciudad Eterna: disfrútenla:
Letra
de esta versión
ARRIVEDERCI, ROMA,
ADIÓS, GOODBYE, AU REVOIR.
LLEVO LA NOSTALGIA DE TU CIELO,
DE TU DULCE VINO DE CASTELLI Y
CÓMO HUELE EL VERDE DE LOS PINOS,
¡AY DE MÍ!
ARRIVEDERCI, ROMA,
ADIÓS, GOODBYE, AU REVOIR.
TODOS SON RECUERDOS QUE ME MATAN,
DE AQUELLA JUVENTUD ENAMORADA,
YO QUERÍA AMOR Y ELLA DECÍA
SIEMPRE "NO"
QUIERO CAMINAR LAS MISMAS CALLES,
QUIERO SUSPIRAR LAS MISMAS PENAS,
VOLVER A BESAR LOS MISMOS LABIOS,
¡AY DE MÍ!
PUEDE QUE ALGÚN DÍA VUELVA A VERTE,
VOLVER A ENAMORARME DE TU FUENTE,
CUMPLIR EL JURAMENTO Y VIVIR SIEMPRE
JUNTO
A TI.
Excelente publicación, Pepe. Los picús que, hasta los más sofisticados, tenían dos velocidades, 33 y 45 r.p.m., fueron los aparatos que pusieron a nuestro alcance las novedades de la música en discos, generalmente éxitos del momento en single (sencillo, solo). Casi se tardaba más en ponerlo y ajustarlo que en escuchar la canción. Nos sacó de las canciones al uso de la radio y los discos dedicados. La película y la música marcaron un hito en una etapa oscura en la que desconocíamos todo lo que viniese del extranjero. La canción una maravilla por esa letra arrastrada en la que se unían las palabras como expones y la letra posee una nostalgia especial que, ni era usual ni estábamos acostumbrados a tanta sensualidad.
ResponderEliminarUn abrazo, Pepe.
Gracias, Antonio.
ResponderEliminar¡Hay que ver cómo cantaba Nat King Cole! Fijémonos de quién viene el piropo, aunque, como dice Martínez Sarrión, no sabemos si Sinatra hubiera dicho lo mismo de estar Nat Cole vivo.
Un abrazo.