SECCIONES

viernes, 9 de diciembre de 2022

¡Qué pequeños!

Lo hemos reflexionado (rumiao es la palabra que me ha venido a la cabeza al pronto) tú y yo juntos —nunca mejor dicho— más de una vez y más de dos; y en cada ocasión en que has sacado a colación este tema —siempre lo has hecho tú—, me has asegurado que te avergüenza confesarlo, que te hace sentir mal, que te coloca en un papel que no te gusta nada: el de un personaje inmodesto, altivo… creído; pero que es verdad, que lo dices tal y como te viene a la cabeza, como lo sientes y lo repiensas: «¡qué pequeña se me ha ido quedando mucha gente según la he ido conociendo!», me dices; y ello —añades— conforme has ido comprobando poco a poco la mengua de su calidad según has ido rascando en su fina capa de envolvente disimulo: ¿¡tanta gente!? ¿¡tan encogida?! Y me confiesas a continuación —admitiendo implícitamente que no quieres ser hipócrita— que piensas que tú también te has quedado pequeño, que, sometido a una introspectiva mirada ponderada —observación, análisis, reflexión…—, has encogido ante tus propios ojos, y que… en definitiva…, por coherencia…, deberías revisar esto que piensas y apenas te atreves a decir.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario