No hace mucho que leí «Fotografías», una entrada del blog Mercado
de espejismos, de Felipe Benítez Reyes, en la que el autor reflexiona sobre
lo que la fotografía representaba antes para nosotros (una rareza en nuestras
vidas, muy poco presente para la mayoría de la gente, incluso totalmente
ausente para muchas personas) y lo compara con lo que supone este mismo fenómeno
hoy en día, en que todo lo capturamos con imágenes digitales obtenidas de
manera muy fácil con nuestros teléfonos móviles supuestamente inteligentes.
Ya al final del artículo creí ver la luz —más luz, por lo menos— sobre un verso de Francisco de Quevedo que se me resistía desde hacía bastante tiempo (no es que me llevara de cabeza, pero no acababa de entenderlo), un verso que dice (Benítez Reyes alude con él a las fotografías): «presentes sucesiones de difunto», y que es el último de un soneto que siempre me ha cautivado, y ahora, ya con esta edad…, más aún... mucho más.
Me gusta el poema completo, del que me atraen todos y cada
uno de sus catorce versos, pero hoy quiero destacar sobre todo los dos tercetos
encadenados que lo acaban (el primero comienza con un verso que, en su obviedad
—«Ayer se fue; mañana no ha llegado»—, quizás por su sencillez, me
parece un maravilloso acierto, aunque, ya digo, todo el soneto constituye una
genialidad), seis versos en los que encuentro un refuerzo a cómo suelo pensar
ahora mi pasado, mi presente e incluso mi futuro: «Soy un fue», que
podría muy bien ser el título de unas memorias: infancia, adolescencia, juventud, madurez…: las etapas
IDAS.
SONETO
«¡Ah de la vida!»… ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
Francisco de Quevedo:
«Obras completas. I
Poesía original.
Edición de José Manuel
Blecua.
Editorial Planeta, 1963,
pág. 4.