Los mayores de antaño —abuelos,
padres, tíos, amigos...— y supongo que algunos de ahora también, con frecuencia
trataban de enseñar a sus hijos, sobrinos, nietos... a través de refranes,
máximas, dichos... imitando lo que hacía Jesús con sus famosas parábolas.
¡Buena pedagogía!
El consejo arrefranado que a continuación escribo,
¡una gran lección!, me fue transmitido verbalmente por un tío mío, en un claro ejemplo
de lo que se suele entender como ¿¡sabiduría popular!? Esto escuché de joven (literalmente, ¡se notaba la cursiva!), más de una vez, según circunstancias que
vinieran más o menos al caso:
No prestes tu caballo a nadie
ni lleves tu mujer a fiestas,
pues pudieras terminar:
pobre,
cabrón y sin bestias.
¿Está claro lo
que se pretendía transmitir?
¿Cómo podríamos calificar este didáctico
consejo paternalista?
¿Anticuado?
¿Realista?
¿Reaccionario?
¿Sincero?
¿Machista?
¿Pedagógico?
¿Brutal?
¿...?
¡Un
disparate!
Jajajaja y si rizamos el rizo, somos suspicaces y pensamos que el plural de "bestias" no sólo se ha utilizado para la rima....hoy nos meten a la cárcel...
ResponderEliminarUn abrazo Pepe.
Hoy está el asunto muy "delicao”, Paco.
EliminarGracias.
Un abrazo.