He
leído hace poco, y me ha llamado mucho la atención el nuevo vocablo descubierto
(razón por la que me he puesto a escribir sobre él inmediatamente) que «hablamierda»
es como llama el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez («El hablamierda en
campaña», El País, 15-09-2024) a la persona que —dice el autor del
artículo— «no sólo profiere falsedades, sino excrementos, lo más desechable del
pensamiento, los desperdicios sin forma de la razón humana».
Como
suelo hacer en casos como este, pronto busco información sobre la palabra en
cuestión —«hablamierda»— en el diccionario de la Real Academia Española,
pero no aparece en él, lo que tiene cierta lógica —pienso—, pues dice el
articulista colombiano que dicho término pertenece al argot coloquial de su
país. Así que, después, lo escribo en el buscador de Google y, entonces sí,
acabo encontrándolo en el Diccionario de americanismos de la Asociación
de Academias de la Lengua Española (ASALE), que incluye a la RAE; en dicho
diccionario figura «hablamierda» como «adj/sust. Co. Referido
a persona, mentirosa. pop ^ desp.». Lo aclaro un poco para quien no esté
familiarizado con las abreviaturas que aparecen en los diccionarios.
El
Diccionario de americanismos dice que «hablamierda» puede ser
sustantivo y también adjetivo, y que se utiliza, con carácter despectivo, en el
habla popular de Colombia, para referirse a una persona mentirosa (una
definición —el significado— muy tibia —pienso— si la comparamos con lo que
—creo que mucho más acertado— dice Juan Gabriel Vásquez en el artículo
antedicho).
Como
botón de muestra de buen ejemplar de hablamierda (quizás el más
apropiado en nuestro caso, pues es el protagonista del artículo de Vásquez)
tenemos a Donald Trump, un representante realmente muy destacado de este tipo
de personas.
Indagando
sobre el vocablo «hablamierda», me sale al encuentro algún que otro
término semejante, como «coprolalia», que, este sí, conozco bien, y que, si,
desde un punto de vista académico, no es rigurosamente sinónimo del anterior, a
mí me parece muy cercano, por lo menos por cómo me suena, por lo que me dice).
La palabra «coprolalia» sí aparece en el diccionario de la RAE, aunque también
—de nuevo debo decir que para mí— con un significado tibio.
coprolalia
Del lat. cient. coprolalia, este del fr. coprolalie,
y este del gr. κόπρος kópros 'excremento' y -λαλία -lalía
'habla'.
1. f. Tendencia patológica a proferir obscenidades.
(Real Academia Española)
Por
otro lado, en el terreno científico, en el de la medicina concretamente, la
coprolalia (tal como la define el diccionario de la RAE: «tendencia patológica a proferir obscenidades»)
es uno de los síntomas que suelen manifestar —involuntaria e
incontrolablemente— aquellas personas que padecen el trastorno neurológico
conocido como ‘síndrome de Tourette’.
Pero
lo que a mí me interesa hoy y aquí es que se advierta que el término
«coprolalia», tomado al pie de la letra, significa hablamierda, pues,
como aclara la RAE, «lalía» significa ‘habla’ y «kópros»,
‘excremento’.
Y,
por último, otro vocablo con el que también me he encontrado en la búsqueda de
información para este artículo es «cacolalia» (realmente, otro
reencuentro —también me era conocido de antes— que, como en el caso de
«coprolalia», inesperadamente ha aparecido ante mí: me digo que eso es lo que
tienen las búsquedas en internet, que, con suma facilidad, un término te lleva
a otro, y este segundo a otro, y así…). La palabra «cacolalia» no
aparece en el diccionario de la Real Academia Española, pero salta a la vista
que es sinónima de «coprolalia».
Al
final…, se utilice el término que se utilice, los practicantes de esta especialidad
tan singular podrían ser nombrados o calificados, despectivamente —¡claro que en el ámbito coloquial, faltaría
más!—, como hablamierdas, pues excretan por sus bocas excrementos,
heces, caca, porquería, estiércol…: en definitiva... mierda.