«De aquellos polvos vienen estos lodos», dice un refrán español queriendo
indicar, según el Centro Virtual
Cervantes, que «la
mayor parte de los males que se padecen son la consecuencia de descuidos,
errores o desórdenes previos, e incluso de hechos aparentemente poco
importantes».
Sí, aun no siendo muy amigo del uso de dichos, máximas,
sentencias... se me ocurre ahora echar mano del refranero cuando leo que, años
antes de esta pandemia del coronavirus y de sus terribles estragos en las residencias
de ancianos de nuestro país, ya llamó la atención del escritor Marcos Ordóñez
la sutil manera que tuvo la Generalitat de «dar oxígeno a las arcas de los
servicios» que administraban dichas residencias; así lo plasmó el también profesor
y crítico teatral, que, según el índice del libro, fecha sus palabras en 2013:
De una noticia reciente,
aunque la fecha sería lo de menos:
«La Generalitat dio ayer luz verde a los geriátricos
para reducir la atención de fisioterapeutas, trabajadores sociales, psicólogos,
terapeutas ocupacionales y educadores sociales. Las patronales del sector y la
Generalitat acordaron recortar, de manera opcional y transitoria, los horarios
de algunos profesionales como medida para dar oxígeno a las arcas de estos
servicios»
(Para una antología de
perversiones de lenguaje: «dar luz verde», «de manera opcional y transitoria»,
y «dar oxígeno».)
Ordóñez,
Marcos: Una cierta edad. Barcelona: Anagrama, 2019, pág. 121-122.
¿Relación
causa-efecto? ↔ ¿Vienen estos lodos de aquellos polvos?
Adenda: Para mí, el que esto tuviera lugar en
Cataluña no es especialmente significativo, sino solo un botón de muestra dentro
de un amplio muestrario.