Acabada mi siesta, me levanto de la cama y, como otros días, me dispongo a ver las últimas noticias del telediario de la 1 de Televisión Española, y, después, en la misma cadena, la información referida a la región; por último, zapeando, acabo (digo «acabo» porque pronto me levanto y me dirijo al estudio para escribir estas letras) en Todo es mentira, en la cuatro, donde unos contertulios (un político de izquierdas, uno de derechas y un periodista que defiende las misma teoría que el segundo político), debaten sobre si lo que Israel está cometiendo en Gaza es o no es un genocidio.
El político de derechas, que fue ministro en algún gobierno del PP, se refiere —grosso modo: no tomo nota de lo que dice— al concepto de «genocidio» como la acción que acaba con un pueblo, y a continuación aclara que Israel no ha acabado con los palestinos, ergo…
Bien… esto me trae a la memoria, automáticamente, quizá debido a su reciente lectura, algo que hace un par de días me encontré en el libro que tengo sobre la mesilla de noche, el que estoy leyendo actualmente. Así que me levanto del sofá, voy a mi dormitorio, tomo el libro, me dirijo a mi estudio, busco entre sus páginas y pronto hallo lo que me interesa, una tarea fácil porque lo tengo subrayado y con señales en sus márgenes indicando lo que más me interesa, en este caso, lo que ha escrito su autor sobre el significado de la palabra «genocidio» (esto sí que lo traigo aquí ad pedem litterae y, además, cito la fuente):
[…] la Convención para la Prevención y la sanción del Delito de Genocidio aprobada por la ONU en 1948, que definía como «genocidio» ciertos actos «cometidos con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal» (Sands, Philippe: Calle Londres 38. Barcelona, Anagrama, 2025, pág. 50).
A continuación, comparo, y aprecio las diferencias, los matices, de lo que acabo de releer con lo que he escuchado decir, con menos precisión y rigurosidad, unos minutos antes, al exministro en la pantalla del televisor. Y, como mi curiosidad necesita una confirmación seria (aunque ya me lo parece, y mucho, la obra consultada), sigo indagando, y pronto, prontísimo —maravillas de internet— encuentro bien apuntalado —tal y como esperaba— lo que dice Phippe Sands en Calle Londres 38.
Conclusión: lo que el gobierno actual de Israel está haciendo en Gaza —mejor dicho: perpetrando— es un genocidio en toda regla, lo mires por donde lo mires, siempre que ese mirar sea desde un punto de vista serio.